Tras ‘Hablando de Ronda’, en apenas dos meses José Becerra vuelve a las librerías con ‘Crónica de una huida’, un alegato sobre los horrores de la guerra vividos por una familia de la Serranía en la llamada ‘carretera de la muerte’. Su intención era recordar un hecho «que en su día suscitó un impacto social» en la España de los inicios de la Guerra Civil y posteriores. Pero quiere dejar claro Becerra desde el primero momento que «en aquella guerra fratricida y los sucesos de represión que acarrearon ambas partes contendientes tuvieron su parte alícuota».
Se ha escrito mucho sobre la Guerra Civil. Sin embargo, el escritor malagueño avisa que él se basa en un acontecimiento que, a su juicio, «no ha sido convenientemente aireado». Como resume el propio autor, «una familia pueblerina de la Serranía de Ronda se ve inmersa en la columna de civiles que, por la carretera Málaga- Almería, huye a la desbandada por temor a los perseguidores del llamado bando nacional que acababan de tomar Málaga en febrero de 1937». «Les empujaba a todos el horror contagiado, pese a que no habían participado en hechos delictivos algunos», apunta el escritor, que se apoya en el testimonio de un anciano de Benaoján que transitó por aquella carretera.
Con lo puesto
A partir de ahí, relata la «odisea» de la familia del personaje, conocido en el pueblo por su indumentaria oscura como Juan José el Mirlo. Y, por tanto, la de «familias enteras huyendo a la desesperada de unas represalias por motivos que no llegaban a calibrar». «Huían con lo puesto, algunas mantas y lo que se había podido guardar en maletas para el sustento de algunos pocos días. Pero esta calamidad no era la peor. La carretera Málaga-Almería fue una ignominia por el hostigamiento a que sometieron a una población indefensa mediante la persecución por el mar y el aire durante más de diez días».
Pero además del protagonista, destaca otro personaje real en la novela, Norman Bethune, un médico canadiense que «con muy escasa ayuda sanitaria recorrió la fatídica carretera decenas de veces con una destartalada camioneta en la que practicaba transfusiones de sangre a los heridos a la par que curaba sus heridas». «Salvó muchas vidas. Un héroe real que no merece permanecer en el olvido», añade.