Informe demoledor

Viene siendo habitual que la prensa extranjera de uno u otro pelaje, tendencia política o continente geográfico se ocupe de las cuestiones que embargan a la España del momento y casi nunca desgraciadamente en tono y forma laudatorio. En esta ocasión, hace a lo sumo una semana, The Wall Street Journal, principal rotativo financiero de EE.UU., concedía un espacio importante de la portada para resaltar no sin alarma la ignorancia de los españoles comprendidos entre una veintena de años hasta los que por su edad están en puertas de pedir la jubilación.

   Esgrime el rotativo británico el último informa PISA sobre la cultura de los adultos en un buen puñado de países, haciendo particular hincapié en que esta situación de escasa cultura puede incidir en sentido negativo en trabajadores y, por ende, en la economía: menos productividad y más deterioro en última instancia del tejido empresarial.

    En una relación de 24 países España aparece en el último lugar,solo por encima de Italia, que nos gana en incultura en los tramos de edad mencionados. En concreto, en lo que se refiere a las matemáticas se nos otorga poco menos que un cero patatero, y otro tanto ocurre con la comprensión de los textos escritos. O se entienden mal o no se entienden de ninguna forma.

   Llama la atención que la inmensa mayoría de los trabajadores adultos consultados no es que no hayan leído el Quijote cervantino, es que se pierden en su lectura y no dan pies con bolo de la gran aventura del gran loco-cuerdo de la Mancha, joya de la corona de la literatura en habla castellana y traducida a todos los idiomas habidos o por haber. O que tengan que recurrir a otra persona para que le explique los pormenores del prospecto que acompaña a cualquier utensilio doméstico que adquirimos.

   Puede que se exagere un poco, pero estas carencias culturales del trabajador medio, según estudios de la OCDE, limitaron en años anteriores nuestras bases competitivas y están detrás del insoportable endeudamiento estatal que padecemos ahora. Doctores tiene la iglesia… Lo que si parece cierto, a tenor de lo que se está viendo, es que la “titulitis” no ha venido a resolver el problema. Se echan en falta unas capacidades básicas más allá de atesorar

diplomas y másteres.

  Es por la que se clama por unos nuevos sistemas de educación – aparte de que cada formación política se enreden en trifulcas y se echen la culpa de las deficiencias unas a otras – para remediar este impasse decadente en el que nos movemos. ¿Servirá para algo la Ley Wert, tan contestada y repudiadas por unos y otros? Es lo que está por ver, ya que hay quien la declara muerta antes de nacer.