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José Becerra

La provincia a vuelapluma

Almendrales malagueños

Los almendros jalonan buena parte de las altiplanicies de la provincia de Málaga en cualquiera de sus pueblos. Viene a cuento traer a colación su producto, a saber, las almendras, ante la necesidad de aportar calorías al cuerpo y recurrir a alimentos que nos compesen de cualesquiera otros que se traduzcan en la acumulación de grasas en las arterias. La particularidad de este fruto es que nos sustenta y a la vez y reduce el aporte calórico que hasta ahora hemos tenido que aceptar como norma obligada por el casual encierro a que el malhadado virus nos ha obligado. Se ha recurrido a las verduras y las legumbres en la ingesta cotidiana, y no con poca frecuencia a los frutos secos que vinieran a solucionarlos los difíciles tránsitos que comidas sustanciosas originaban en nuestros instentinos. Entre estos ocupat un ligar preeminente la almendra.

No hay finca arbórea malagueña que no cuente, entre otras especies, con la presencia del almendro. Crecen y se expanden por lugares en los que puede predominar el olivo, el castaño o las higueras. El almendro siempre tiene su sitio sea cual sea la masa arbórea dominante, y siempre se asentó en los parajes fértiles malagueños. O sea, que tenemos sus productos a mano, y vienen a significar un elemento primordial que viene ratificar la sana costumbre de dar cabida en nuestra diaria manutención haciendoles un hueco siempre a estos sanos alimentos que coadyuvan al bienestar corporal y diríaa que mental. Nuestra salud echa mano así a esa bien llamada dieta mediterránea que tantos bienes aporta para perservar nuestra salud mental y corporal.

Si echamos mano a la revista “Nutriens” (afiliada con la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria) veremos que publicó recientemente un exhastuvo trabajo sobre las excelencias de las almendras en el organismo humano: se afirma que además de primar nuestra salud cardiovascular resutan ser un remedio eficaz para preservar la salud mental, algo no desdeñable para dar consistencia a la mente en estos tiempos que corren bastatante zaherida por los acuciantes problemas que la sozobra de los episodios que vivimos vienen provocando.

Resulta eficaz para frenar el colesterol en las arterias y proporcionan vitaminas esenciales para el organismo; al unísono, mejora la presión arterial, algo que quienes ya peinamos canas y no pocas arrugas en el rostro, nos enfrenta a un enemigo tan poderoso como traidor. Y por añadidura fortifica la salud mental y sirve de parapeto para frenar ansiedad, lo que no es baladí en los procelosos tiempos que corren.

Olivos y almendros se dan la mano en buena parte de los pueblos de la provincia malagueña. Unos prodigan el aceite bienhechor y los otros un fruto seco apetecible y benéfico: ambos rivalizan en proporcionar salud y bienestar al cuerpo. No cabe la menor duda que desde tiempo inmemorial los antepasados de estos lugares sabían de sus exceledncias para la salud de los humanos. La almendra y sus virtudes terapéticas se ensalzaron siempre por estos contornos serranos. Agasajo que celebramos quienes habitamos cerca de estos contornos más al sur del sur.

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Sobre el autor

Nacido en Benaoján, 1941. Licenciado en Lengua y Literatura Española por la UNED. Autor de varios libros. Corresponsal de SUR en la comarca de Ronda durante muchos años.


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