Si hoy eres de Android o iPhone, antes o eras de Nokia o no molabas nada. Sí, eran los primeros móviles. No nos vamos a remontar al 1973, cuando aparecen los celulares, pero sí que vamos a repasar los ‘ladrillos’ que hicieron historia y que, con suerte, te cabían en el bolsillo. ¿Cuál era el tuyo?
El primer Nokia asequible. No es el móvil más vendido de la historia, pero casi. Lo fue su predecesor, el Nokia 1110. Sencillo y, sobre todo, barato. Nokia empezó a marcar distancias con sus competidores. Permitía intercambiar las carcasas y personalizar los fondos de pantalla.
Tú o tu hermano tuvísteis uno. Su precio barato, sobre todo por los costes de producción bajos, conquistó al mercado joven. Daba igual que no fuera precísamente pequeño, pero los había de un montón de colores.
La compañía duró sólo 2 añitos en el mercado de la telefonía, pero dejó para los anales este auténtico ladrillo y a su hemano mayor, el DB4000, el mismo mamotreto pero con tapadera.
Otro tocho de móvil al que una serie de frontales intercambiables de colores daban un aire juvenil. Y hasta ahí podemos leer. Ligero, pero con una pantalla pequeñísima y sin juegos.
¡La evolución! La magia de la puertecita. Gustaba a niños y ejecutivos. Desde el gris hasta el rosa chillón y con su antena característica. Vale, que la tapa estaba bien pero hacía que durara dos telediarios.
Un móvil que habría pasado sin pena ni gloria si no hubiera sido porque se convirtió en el primer terminal de Nokia en incorporar ‘Snake’, el juego de la serpiente. Yo, en los cambios de clase, hubiera matado por él.
El pelotazo de los de Chicago. Fino, con un diseño llamativo de doble pantalla y la tapadera del éxito. Hasta hace un año era posible que encontraras a algún abuelo en el autobús hablando con uno de ellos. ¿Para qué quieres más?
Entre los colores de Alcatel y el pefeccionismo finlandés de Nokia apareció Siemens, que se curraba poco los diseños e hizo un móvil que se parecía al inalámbrico de tu casa. Pero era un auténtico derroche de tecnología alemana.
Sí, el teléfono de Matrix. Llegó a finales de la década de los 90 y todos teníamos ganas de desplegar esa tapadera como lo hacía Neo. Eso sí, a un precio de ciencia ficción.