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Héctor Barbotta

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La Bajadilla: el momento de la prudencia

El jeque Al-Thani ha despertado de su siesta con una jugada cuyo alcance todavía es aventurado valorar: una inyección de capital en su sociedad Nasser Bin Abdullah & Sons para alcanzar los 5,3 millones de euros de capital social. Esta sociedad es la que integra al 97 por ciento la Unión Temporal de Empresas que se adjudicó el proyecto de ampliación del puerto de La Bajadilla y la que ha constituido otra mercantil, Nas Marbella, que en teoría debería asumir la concesión del proyecto y de la gestión del recinto.
La iniciativa, la primera en un año y que se produce apenas unas semanas después de anunciar, vía Twitter, su adiós al proyecto y a cualquier inversión en la zona en una tarde en la que arremetió contra las instituciones, especialmente la Junta de Andalucía y la Agencia Pública de Puertos de Andalucía, ha levantado el entusiasmo de quienes ya daban por muerto el proyecto pese a haber apostado por él y ha sumido en un significativo silencio a quienes también lo daban por muerto y no disimulaban por ello su intención de situar a la alianza jeque-alcaldesa en el centro de su discurso político.
No es para menos, porque es la primera señal que Al-Thani emite en mucho tiempo, en el que ha habido motivos más que suficientes para dudar de su intención real de seguir adelante con el proyecto y en el que su pasividad lo ha llevado a sufrir reveses importantes: dos multas por incumplir sus compromisos, un expediente abierto para resolver la concesión y hasta el embargo de las acciones de esa sociedad por el impago de los trabajos a los autores del proyecto técnico.
La ampliación de capital de la sociedad Nasser Bin Abdullah & Sons, anunciada en una escueta nota de prensa pero aún no comunicada a la APPA, es sin duda un paso importante si se la compara con lo que había hasta ahora, pero seguramente bastante poco si se tienen en cuenta los antecedentes inmediatos y, especialmente, lo que queda todavía por hacer si realmente existe intención de rectificar y dejar atrás el año perdido por una parálisis inexplicada.
Sin embargo, en la entrevista concedida a este periódico el pasado viernes, el representante en España del jeque Al-Thani intentó no dejó lugar a ninguna duda sobre las intenciones del grupo. En una charla de media hora repitió en tres ocasiones, casi como un latiguillo estudiado «We can do it, we want to do it and we need to do it». Enfatizando cada palabra del ‘podemos, queremos y necesitamos’ como para que no quedara lugar a dudas e intentando borrar de la conciencia colectiva esas mismas dudas provocadas por su inacción de un año.
Las palabras no son muy diferentes a lo que vienen diciendo en todo este tiempo –quizás el ‘necesitamos’ aporte una novedad que debería ser analizada–, pero lo diferente es que han venido acompañadas de un hecho concreto, y además con el reconocimiento de que hubo una situación bisagra que aparentemente cambió el rumbo de los acontecimientos: una reunión en Sevilla con los responsables de la APPA en la que, asegura, se aclararon malentendidos y se limaron diferencias. A partir de ese momento, la maquinaria, según su relato, se puso en marcha.
Shatat no parece, como el anterior representante del jeque, muy amigo de anuncios espectaculares del tipo ‘comenzaremos a trabajar en dos meses’, muy al estilo de un aparente enviado del Rey Midas. Más bien parece decantarse por el sosiego del paso a paso, del ‘en un proyecto tan grande hay que estudiar muy bien cada movimiento’, y lo que de momento se desconoce es si ese sosiego es consejo de la prudencia, de una nueva situación financiera más cercana a un grupo inversor terrenal o de ambas.
Lo cierto es que de momento el paso que se ha dado es solo uno, y sin dudar, ni querer hacerlo, de sus intenciones, no parece momento para la euforia.
En efecto, no es momento aún de comenzar a contar los días que faltan para que las máquinas se pongan en marcha, ni de calcular cuántos puestos de trabajo podrían crearse con la obras, ni de especular sobre si se verá algún movimiento antes o después de las próximas elecciones municipales, ni de renunciar a la prudencia que la frustrante experiencia del último año aconseja. Incluso antes de imaginar si el reciente e inesperado relevo en el trono del emirato ha tenido algo que ver con este giro de los acontecimientos, posiblemente sea mejor comprobar que realmente hay un giro en los acontecimientos.
Y eso se sabrá cuando pasen las semanas y la empresa del jeque comience efectivamente a cumplir con sus compromisos. De momento, la experiencia más reciente invita, tomado el ejemplo del propio Shatat, a la prudencia.

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Sobre el autor

Licenciado en Periodismo por la UMA Máster en Comunicación Política y Empresarial Delegado de SUR en Marbella


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