por Carlos Zahumenszky
Se acerca la Navidad, y va siendo hora de ir pensando qué regalar a nuestros seres queridos. En los próximas entregas de Tecnoguía iremos dando un repaso a las novedades tecnológicas más jugosas que podemos encontrar ya en las tiendas. Y qué mejor que comenzar por los netbooks, esos ordenadores portátiles que están haciendo furor gracias a su pequeño tamaño y ajustado precio.
Lo primero a tener en cuenta a la hora de comprar uno de estos equipos es que un netbook no sustituye al 100% a un ordenador portátil hecho y derecho. Los netbooks son equipos pensados para conectarse a Internet y hacer correr programas de oficina que no consuman muchos recursos.
En cualquiera de ellos, por poner un ejemplo, podemos instalar Photoshop CS, pero la versión más reciente (CS3) se comerá los recursos del ordenador con patatas. Los netbooks tampoco son equipos especialmente indicados para jugar. La mayor parte de ellos integran tarjeta gráfica Intel GMA soldada a la placa base. Este tipo de infraestructura no presume de una aceleración gráfica extraordinaria.
No digamos ya en juegos de última generación. Además, a ello hay que sumar que carecen de unidad óptica de DVD. Aparte de las conexiones de red, la única vía de entrada de los netbooks son tarjetas de memoria (normalmente SD y sus variantes), discos duros externos o memorias USB. Las conexiones deben incluir, como mínimo Wi-Fi 802.11b/g. Y, si además incorpora bluetooth y ranura para tarjetas SIM 3G, será perfecto.
Autonomía
La configuración base de los netbooks suele pasar por procesadores Intel Atom de un sólo núcleo y 1GB de memoria RAM. Los discos duros suelen rondar los 120 o 160 GB con 5.400 RPM como velocidad de acceso. Cualquier cifra por encima de esto, como procesadores de doble núcleo, más memoria o un disco más rápido, hará que el netbook sea mucho más potente, a cambio de la correspondiente subida de precio. Aunque hay modelos con distintos tamaños de pantalla, es poco recomendable elegir una menor de 10 pulgadas, que es un tamaño muy aceptable para utilizar Windows sin jurar en hebreo.
Otro factor que también es importante es la duración de las baterías. Las pruebas que hacen los fabricantes nunca coinciden con la duración bajo condiciones reales. Independientemente del número de celdas o su densidad, es sano considerar que, si el fabricante dice que aguanta ‘X’ horas sin repostar, la autonomía real será más o menos la mitad de esa cifra estimativa.