Amnistía fiscal
Pasó como un vendaval benigno la huelga general por los pueblos del interior de la provincia y nuevas noticias los ponen sobre aviso. Ahora la amnistía fiscal.
No con este nombre, que el ordenamiento jurídico lo impide, pero persiguiendo los mismos fines tributarios.
Lo que acaba de decretar el Gobierno y que aparece negro sobre blanco en los Presupuestos Generales del Estado, aparecidos el día 30, uno después de la huelga, que tuvo de todo menos general y que tantas reacciones ha provocado en sentido laudatorio o peyorativo, es conseguir que aflore la ingente cantidad de caudales que eludiendo la fiscalización oportuna se fueron a paraísos fiscales o se guardaron bajo una losa o un colchón para tratar de evadir la fiscalización requerida.
Se trata de que estos defraudadores paguen un diez por ciento del dinero oculto, con lo que se espera recaudar, alrededor de 2.500 millones de euros, un diez por ciento de los más de 25.000 millones que dormían el sueño de los justos Dios sabe en que oscuros depósitos.
Cierto que fue esta una medida de la que abominaron los populares cuando estaban en oposición. Pero las cosas han cambiado sustancialmente y ahora tocar dinero de donde sea, hasta debajo de las piedras. Hacen bien.