En solo cuatro meses España ha consumido el presupuesto ecológico asignado para 2012. Su biocapacidad se quedó por debajo de un consumo 3, 25 veces superior. En otras palabras emitimos más carbono (CO2) del que absorbemos. Una barbaridad.
Apunten el dato que no es baladí: Si tuviésemos que sobrevivir dependiendo de nuestros propios recursos ecológicos cuando faltan más de ocho meses para acabar el año los abríamos agotados ya con creces. Para echarse a temblar.
Igual que vivimos por encima de nuestras posibilidades económicas y ocurrió lo que hoy contemplamos con horror, de la misma manera lo hacemos con las perspectivas ecológicas.
Los esfuerzos internacionales para mermar las emisiones de gases (Cumbre de Rio, Kioto, Acuerdo de Bonn…) no han dado los resultados apetecidos para paliar el efecto invernadero.
En España, igualmente que nos despeñamos en la economía, naufragamos en el objetivo de frenar en el ámbito que nos incumbe el cambio climático Dos males, a cual más temible, que nos abaten al mismo tiempo. Los dos con las urgencias que reclaman la propia subsistencia.