Un titular que apareció días atrás en el diario alemán Der Spiegel da mucho que pensar sobre todo a los pequeños ahorradores que tienen no la mosca sino un mosquitero detrás de la oreja. Lo que dice es tan desazonador como que “El Bundensbank no tiene ni idea de que está pasando en los bancos españoles”.
Y lo que está sucediendo es que en el suelo patrio el desaguisado en el sector (el gobernador del Banco de España mirando para otro lado) es mayúsculo. El vulgo ha empezado a desconfiar de las fusiones bancarias, sobre todo viendo lo ocurrido con Bankia. Absorber una entidad financiera con problemas puede resultar a veces como ocurre con una manzana podrida: el saco en donde se apila el fruto puede resultar podrido del todo.
Ahora Bankia acaba de ser nacionalizada. Se ha ido Rato, pero con una remuneración astronómica. Lo que cabría esperar es que salgan de él y del resto de las entidades financieras del país tanto los políticos como los sindicalistas, que flaco favor les hacen