Los parados de Ronda, que se cuentan por centenares, y sus familias podrán disfrutar de una comida por un bajo coste – un solo euro – al menos una vez al mes.
No es una ayuda para todos los días, pero por lo menos, muestra la sensibilidad de la ciudad ante el drama que por una calamitosa situación, en la que se ve sumida buena parte de la población muy a su pesar.
En otro lugar de la provincia – Cártama – se levantaron airadas voces días atrás para evitar el desahucio de una familia que debía al banco una ínfima cantidad, la suficiente, sin embargo, para no poder atenderla. Lograron su propósito. La gente entiende los procelosos tiempos que atravesamos y tiende la mano al necesitado. Nada más loable.
Organizaciones de carácter caritativo - Cáritas, por ejemplo – no escatiman esfuerzos para procurar asistencia a una muchedumbre que se debate en la miseria. Es una cara de la moneda. La otra es la de unos pocos que alzan con prebendas copiosas como bancarios sin escrúpulos o impúdicos administradores públicos que antes de a las necesidades de quienes le votaron atendieron a su enriquecimiento, tendiendo la mano directamente a sus bolsillos.