Ejemplaridad política y…
Es lo que echamos de menos. En estos tiempos revueltos y calamitosos hay que pedir a los políticos ejemplaridad, y que de una puñetera vez se pongan de acuerdo para, olvidando rencillas y puñaladas traperas, que es lo que estamos viendo se alineen codo con codo, prestos todos a que salgamos del atolladero.
No es por amargar el día a nadie, pero hay que tomar conciencia que el período que atravesamos es totalmente inédito, no ya desde que recuperamos la democracia, sino mucho antes, en los años que precedieron ala Guerra Civily los inmediatamente posteriores.
No estamos ante el precipicio, ni siquiera en la cornisa, sino con un pie fuera de él, peligrosamente asomados al vacío.
No acaba de acertar Rajoy con sus medidas severas y ni productividad ni creación de empleo se vislumbran en la lontananza.
El fantasma de la intervención total planea sobre nuestras cabezas y será la troika europea la que no deje títere con cabeza.
Ante esta situación angustiosa deben comprender los políticos del país, sean del signo que sean, que, o aúnan esfuerzos y obran como tripulantes del mismo barco a la deriva, o nos hundimos sin remedio.
… Comunidades
De las comunidades autónomas, hoy por hoy en el candelero por sus despilfarros incontrolados, depende la confianza que nos dispensen en el exterior.
El compromiso de frenarlo por parte del Gobierno central no parece que vaya a arredrarles y dan clara muestras de insumisión pretendiendo la misma tregua que Europa le da a España para conseguir el ajuste presupuestario.
Se previeron el cierre de 600 empresas públicas, paraíso de los que medran a su antojo merced al beneplácito del partido en el poder en cada momento, pero sólo han cerrado un par de ellas. Campan por sus respetos.
La hipertrofia de estos reinos de taifas exigen sí o sí una reforma estructural, de manera y modo que serán baldíos los esfuerzos de Ejecutivo de Rajoy e inútiles los sacrificios que se están exigiendo a la ciudadanía para salir del impasse terrorífico en el que nos movemos.
Es de esperar el denuedo del Gobierno para poner fin a este estado de cosas que venga a compensar las exigencias churchilianas de “ sangre, sudor y lágrimas” que se nos exige al resto de la población.