El rostro consternado de Rajoy en sus comparecencias públicas, pese a que sus palabras digan lo contrario, es claro reflejo de la situación calamitosa que nos ha tocado vivir en los últimos tiempos.
Tal vez sea pensando en que si acudimos a la historia vemos como este país, pese a venirle todo en contra, ha sabido capear el temporal y seguir adelante contando, eso sí, con el esfuerzo de todos.
Puede que sea eso lo que anima al presidente a no tirar la toalla, pese al clamor de la protesta y las acciones de degüello que tiene que sufrir por parte de la oposición. Los que no estamos en la política, pero no podemos escapar a de los momentos aciagos que vivimos solo se nos ocurre que los enfrentamientos aquí y ahora resultan baldíos y que lo que importa es hacer causa común y fijándonos todos la misma meta caminar hacia ella codo con codo.
Para remediar el problema financiero, el de la reestructuración territorial – esa comunidades autónomas que mal gobernadas y, por ende, dilapidadoras, tantos males nos han acarreados -, el del paro galopante y el de la miseria de inumerables hogares. Es la hora de de remar en la misma dirección.
Aunamos esfuerzos y entrega, olvidemos diferencias o nos hundiremos irremediablemente.