Incendios forestales
Se declaró ayer un incendio en el Parque Natural de Grazalema, una joya paisajística, arbustiva y ecológica que los lugareños miman sabedores de su importancia en la sostenibilidad de su entorno. Ha sido sofocado pero calcinó 75 hectáreas de una zona rica en vegetación.
Todos los veranos los fuegos originados fortuitamente, por imprudencia u originado por una intencionalidad delictiva asolan España. Ningún entorno donde la vegetación sea abundante puede estar libre de ellos. Cuando se declara se suceden las declaraciones del Gobierno central o el regional inculpándose unos a otros. Si tardanza en avisar, si medios que llegan con demora cuando no son a la vez escasos. `C´est deja vu´, que dicen los vecinos detrás de los Pirineos. O sea, lo de siempre.
Para solucionar el problema en este caso como en todos los que requieren actuación continuada y eficaz piensa uno había que empezar por la previsión. Los campos y montes de media España y los de la Serranía de Ronda que son los que conozco más de cerca sufren de un abandono prolongado: no son rentables las siembras y apenas vagabundean por ellos animales domésticos que los mantenían libres de maleza y hojarasca.
Los rebaños de cabras son prácticamente inexistentes y desde la antigüedad se tenía como cosa segura que donde estos mamíferos rumiantes campaban no había peligro de fuego. Por otra parte la gente joven le dio las espaldas al campo ganada por el atractivo de las ciudades. ¿No se podría desde las más altas instancias gubernativas costear patrullas de gente desocupada para esa limpieza forestal tan necesaria en el momento oportuno? Aliviaríamos el paro y evitaríamos incendios destructores.
Foto/ La Voz de Ronda