Mutismo total. La Comisión que investiga los ERE falsos de Andalucía pregunta pero no halla respuestas.
Los imputados, escudándose en el derecho a no declarar no dicen estas boca mía en un proceso judicial que tanta expectación ha generado. Todos dicen saber nada y todos declaran su inocencia, pero del dinero desaparecido, una millonada (escamoteada a los trabajadores), no cuatro cuartos, nadie aclara el paradero.
La conclusión a la que se llega es que esta comisión no deja de ser un brindis al sol y al final habrá que hacer nuestra la sentencia de Lampedusa: “Lo que se trata es de cambiar para que todo siga igual”.
El gatopardismo se enseñorea de una asamblea que para poco va a servir: una batalla librada para que todo siga como está, porque los imputados no parece que vayan a soltar prendas, reflejo de una “omertá” que tiene mucho de burla al Parlamento que nos representa.