Una anécdota que recogen los panegíricos que en estos días con motivo de cumplirse los 80 años del ex presidente Adolfo Suárez han salido a la luz viene como anillo al dedo a la concentración y protesta ante el palacio dela Carrerade San Jerónimo en Madrid.
Preguntado en cierta ocasión sobre la gobernabilidad de España el ilustre político, hoy con su mente ganada por la oscuridad plena, contestó: “Los españoles son fáciles de gobernar…hasta que se cabrean”.
El cabreo nacional está indiscutiblemente detrás de la asonada que acabamos de presenciar. Sesenta detenidos y una cincuentena de heridos, incluidos agentes del orden, es el balance que ha proporcionado el asedio del Congreso de Diputados, sede de la soberanía nacional.
Hoy debemos ser portada de la mayor parte de los periódicos del mundo. Lo ocurrido puede ser el corolario de algunas otras portadas allende fronteras que esos principales rotativos no han tenido empacho en publicar.
The Financial Times destacó en portada días atrás a un mendigo escarbando en un contenedor de basura: querían retratar las dificultades económicas de nuestro país azotado por la crisis. Al día siguiente, otro diario anglosajón de no menor tirada hacía hincapié en la convocatoria de elecciones en Cataluña con el propósito único de escindirse de España.
Hoy, la guinda que adorna el vaso, lo que llena las primeras planas es el asedio sufrido por el Congreso, cuyos miembros tuvieron que salir, acabada la sesión, escoltados por un cordón policial. Es la imagen que ofrecemos, coincidiendo con la estancia de su Majestad don Juan Carlos y Rajoy en EE.UU.
Cierto que el lugar de la multitudinaria protesta no fue el adecuado. Cierto que las cosas no fueron a más. Pero nuestros políticos deberían tenerla en cuenta y muy seriamente. Sabemos que para que un incendio cobre gran magnitud basta con una chispa. Una chispa debió ser la toma dela Bastillaen Francia en 1789 y ya vimos lo que vino detrás.