
Por esta ayuda suspiraba el Gobierno y los más de 50.000 millones tienen toda la apariencia de un maná, sobre todo porque no se trata de dinero público – algo que tantas susceptibilidades ha creado – ¡ Mucho dinero para los bancos, pero Rajoy se olvida de parados y desahuciados!, es lo que se gritaba -. No. Es un dinero que hay que devolver, bien es verdad que con un bajo interés.
Pero la pregunta que se debe esgrimir es ¿ y ahora qué? Porque habrá que ver si esta ponderación de nuestra banca y la inyección de capital a los menos solventes servirá que fluya el crédito tanto a empresas y emprendedores como a particulares para lo que sea menester. O si se concederán hipotecas razonables para quienes suspiran por un hogar propio.
Y lo que es más importante, ¿velará el Gobierno para que de una vez por todas salgan de las staffs de las entidades financieras los políticos que maldito el favor que les hacen? ¿ Pagarán cuando atiendan más a los partidos en los que militan que al bien de los ahorradores? ¿ Se marcharán con jubilaciones de oro, como hasta ahora? Y los banqueros, que asimilen de una vez que ellos no son los dueños de la entidad que sea, ni siquiera los accionistas: los dueños somos los que les confiamos nuestros ahorros para que los gestionen como es debido. A ver si se enteran.
Foto: Diario SUR