
También en la provincia, como no podía ser de otra manera, nos vemos sumidos en la huelga general, que tenemos muchos de qué protestar y reclamar.
Vaya por delante que considero esta huelga como absolutamente legítima. Es la espita por la que se desborda el cabreo de los millones de parados, de los que sienten sobre sus cabezas la damoclesiana espada del desahucio, de los profesionales que sufren drásticos recortes en sus emolumentos, de los farmacéuticos con el agua al cuello, de las guarderías que esperan subvenciones que no llegan, de los pensionistas con un futuro incierto…
Tantas y tantas quiebras del estado de bienestar, que hace aguas por todos sitios. Sin embargo, bien mirado, cabe pensar que no parece que sea Rajoy y su Gobierno los últimos destinatarios, aunque mucho tengan que ver con que se haya convocado. Más bien la jornada reivindicativa debió dirigirse contra Alemania y su máximo exponente, en este caso Angela Merkel.
La asfixia social nos viene por los designios de esta circunspecta señora y sus acólitos con las desorbitadas exigencias de austeridad, dando de lado el crecimiento económico que el Ejecutivo ha hecho suyas con el ánimo de cuadrar las cuentas del Estado, las cuales, por cierto, hasta ahora no han mostrado el menor atisbo alentador.
Felino de piedra