Después de zarandear Cataluña de arriba abajo, de soliviantar a gente de fuera y dentro de la región, de enfrentar a catalanes contra el resto de España, acusándolo poco menos que de ladrones, de sembrar la cizaña erguido en la quimera del independentismo, y enarbolar la bandera e ideario soberanistas y ondearla a diestro y siniestra en pos de un delirio trasnochado y fuera de lugar, Artur Mas, ha tenido que plegarse a la realidad de un sonoro fracaso y rotundo rechazo que, a cualquier otro político habría hecho plegar velar y hacer mutis por el foro.
Una derrota histórica en los anales de CiU. Pero él parece estar por encima de esa eventualidad. Verlo explicando lo acaecido daba la sensación que más que perder estrepitosamente se alzaba con la victoria. Vivir para ver.
Ahora tendrá que sumirse a los deseos de Esquerra Catalana, a cuyo ideario de independentismo se sumó a última hora. Eso o que fenezca su disparatada propuesta que ha cosechado lo que se esperaba de un pueblo rebelde a alimentar tamaño disparate.
Viendo lo acontecido me vienen a la memoria los versos de Miguel de Cervantes dedicados al túmulo del rey Felipe II en Sevilla: “ Y luego, in continente, /caló el chapeo, requirió la espada, /miró al soslayo, fuese y no hubo nada”, Es lo que por vergüenza torera tendría que hacer el presidente dela Generalitat, porque de su descabellada propuesta no ha quedado sino humo. Nada.
Foto: Diario SUR ( Mas comparece ante los medios después de la derrota.