Rajoy, the quiet man
Media España se desazona por el inquietante desafío de Artur Mas de convertir a Cataluña en un Estado independiente. El último aldabonzazo de su órdago, fijar la fecha del referéndum para la consulta soberanista; sin embargo, no parece que el presidente del Gobierno se desmelene en explicar a la opinión pública lo que realmente va a ocurrir si esta iniciativa que ostenta sin tapujos el término independencia se hace realidad (el Govern ya prepara el correspondiente censo).
Algo que parece que lo hará si antes no hay quien corte el vuelo del radicalismo nacionalista catalán en el cielo proceloso que lo acoge; o sea, que ponga “pies en pared” como decimos la gente de la Serranía de Ronda cuando se trata de detener alguien o algo de un propósito contraproducente y adverso para el común de los mortales, en este caso para el resto de España.
Ante la actitud anodina del Presidente del Gobierno que no acaba de coger el toro por los cuernos ante una actitud y un propósito anticonstitucional (art. 155 de la Carta Magna) donde los haya por la escisión que comporta, me hacen recordar la película protagonizada por el John Wayne de sus mejores tiempos titulada The Quiet Man, o dicho en román paladino, El Hombre Tranquilo: permanecía con su cachaza ante problemas y sucesos arduos.
Esperar a que las cosas se solucionen por sí ante una tesitura como la que hacen alarde ERC y CiU puede resultar nefasta si no se ataja a tiempo. Lo que se podía presumir de quienes nos rigen es la firmaza ante tamaño desafío que atenta contra la unidad y salvaguarda de nuestro Estado de Derecho. Antes de que el Tribunal Constitucional tome cartas en el asunto para cercenar el intento de escisión piensa uno que Rajoy debe mostrar una actitud enérgica poniendo los puntos sobre las íes.
Asiste toda la razón a José María Aznar. que dicho sea de paso no es santo de mi devoción, cuando critica duramente a Rajoy por la respuesta timorata que ha dado a las exigencias imposibles de Mas que atentan contra la legalidad. Tengo para mí que es la opinión de muchos españolitos de a pie y de los catalanes que abominan de la aventura independentista.