Nada más lejos de mi ánimo hacer cualquier tipo de propaganda de Mercadona. Sin embargo, teniendo en cuenta los difíciles momentos por los que atraviesan las empresas españolas y los recortes salariales concomitantes a los que han sido sometidas, piensa uno que no desbarra si hace hincapié en que esta cadena comercial no solo va a subir los sueldos a sus empleados sino que va a contratar muchos centenares más en el transcurso de un período corto de tiempo.
El presidente de Mercadona acaba de dar el visto bueno para que se haga realidad el convenio con los sindicatos más representativos de España en el que se marcan las directrices para el sueldo de los empleados. Dobla el salario mínimo interprofesional, ahí es nada: cobrarán 1.200 euros de vellón. Juan Roig ha sabido levantar un imperio comercial que posiblemente le ha servido para conseguir figurar en el ranking de las mayores fortunas del país (según la revista Forbes ocupa el segundo lugar, a escasa distancia del fundador de Inditex, Amancio Ortega), pero esa es otra cuestión.
O la misma, ya que esa posición no puede ser debida sino a la sagacidad, el tino y la honestidad al dirigir la gigantesca empresa que tiene como lema la calidad y el precio. Pero al mismo tiempo de la subida salarial se anunciaba la creación de 1.000 puestos de trabajo en los próximos cinco años.
Premio Príncipe Felipe a la Excelencia Empresarial no se escatiman elogios a la figura de este valenciano ejemplar que descuella en el mundo empresarial por su sagacidad para los negocios y por sus valores humanos cuando toca a la relación con el personal subordinado más directo: el que presta sus servicios en las más de 1.400 tiendas esparcidas por todo el ámbito nacional, que dan de comer a más de 70.000 familias de trabajadores que atienden a una clientela fiel ganada a pulso.
Clientes que, siguiendo las exhortaciones de Juan Roig han de ser atendidos como los “jefes”, un calificativo que está detrás de un modo de entender y poner en ejecución una táctica empresarial coronada por el éxito.