
El grito de Cáritas
La exclusión social es una lacra que corree a infinidad de familias en Andalucía. Parece que vino a esta tierra popularmente conocida como de María Santísima con ánimo9s de quedarse para mucho tiempo en ella. Aquí se afincó enseñoreándose de hogares que ya eran menesterosos antes que abocara la malhadada crisis en el país,pero también, cuando a remolque de ella, los formados por la clases de la sociedad considerada como de un modesto pasar o incluso por grupos que se alineaban en lo que conocemos como clase media: unos y otros desembocaron en la más absoluta indigencia.
Cáritas, entre otras organizaciones benefactoras, denuncia que, en números redondoss, existe en Andalucía un millón de personas con el marchamo sobres sus cabezas de la exclusión social severa, o en otras palabras, que sufren de pobreza extrema. Andalucía por estas razones se encuentra al margen de los países desarrollados al encabezar un registro de regiones donde la indigencia “campa por sus respetos”, por emplear una expresión popular.
Y otro dato demoledor que causa vergüenza ajena, ahora más que nunca, cuando la corrupción imperante en la clase política está dinamitando los cimientos del bipartidismo en España a causa de unos golfos que se han dado vida principesca sin el menor miramiento: es de temer que en la mitad de hogares de exclusión habitan menores.
Pero no acaba ahí la cosa. Sobre los hogares bajo las zarpas de la depauperación otro signo de penuria acecha: la “sanitaria”: se abandonan tratamientos médicos porno tener medios para adquirir medicamentos. A lo que hay que sumar los cortes de luz,agua y teléfono.amén de los desahucios por impagos.
Un lóbrego panorama familiar contra el que Cáritas ha levantado la voz para concienciar a la sociedad pudiente del grave problema. Más nos vale no hacerle oídos sordos que la desesperación y el desarraigo en lo laboral y social tiene sus límites.