No son los contrabandistas de antaño
No hace demasiado tiempo- años 40 del pasado siglo-, pasados los años de plomo y hambre que siguieron a nuestra procelosa guerra civil, en la Serranía de Ronda, sus abruptas sierras por las que serpenteaban trochas y senderos en los que solo se permitía el paso a animales de pezuñas o cascos, anduvieron esforzados contrabandistas que conducían el tabaco de Gibraltar desde el campo que luego haría suyo este último topónimo hasta las costas malagueñas, cuando en estas aún no había estallado el boom turístico.
El tabaco de picadura “ Montecrito o el “Águila fino” en cuarterones de brillante papel litografiado, se transportaban en sacos y serones por una caballería ocasional que permitió la subsistencia de la vecindad de varios pueblos del entorno de la ciudad de Ronda, entre ellos, ocupando un muy destacado lugar Benaoján, en donde siempre existió gente brava que no se amilanaba ante el peligro si lo que se jugaba era el sostén de la familia.
Los contrabandistas serranos, junto a arrieros y trotacaminos, amén de algún que otro forajido o echado el campo dieron a pie a una época procelosa que recogieron en sus libros los escritores románticos galos y británicos que por aquellos años nos visitaron.
La Serranía de Ronda, de fragosos montes y caminos imposibles, sirvió de paso y guarida a quienes desafiaban a la Guardia Civil persistiendo en un negocio prohibido o a quienes huían de la justicia por acciones delictivas o políticas, caso del maquis que aquí tuvo cartas de naturaleza.
Pero fueron los contrabandistas quienes deambularon a sus anchas por estas fragosas sierras. La hazaña diaria de estos hombres de bronce hechos a las emboscadas y asechanzas,pero sobretodo por el territorio sobre el que cabalgaron y la frecuencia de los alijos de tabaco, dieron pie a letrillas que aún se canturrean por los más viejos del lugar: “ Por la sierra de Ronda / viene bajando / un rebaño de ovejas / con contrabando, / porque en la sierra / hasta las ovejitas / contrabandean.”
Vienen estas elucubraciones a cuento porque la Guardia Civil, semanas atrás, en una operación bautizada como `Pinsapo´ detuvo a una treintena de personas de nacionalidad española,marroquí e italiana que componían una activa organización de narcotráfico que introducían hachís por los litorales costasoleño y del Campo de Gibraltar, sirviéndose de los caminos rurales y lo intrincado de las sendas de la Serranía de Ronda.
En esta actividad delictiva nada tuvo que ver el paisanaje de la comarca de ninguno de los pueblos que se alinean a lo largo y ancho de los montes y sierras serranos. Eran delincuentes de otras regiones que, por lo visto, tenían conocimiento de lo adecuado de los escarpes para sus trapicheos delictivos.
Nada que ver con el contrabandeo de tabaco, romántico y evocador, como el paso de sus bandoleros célebres, que imprimió personalidad y labró buena parte de las señas de identidad de la comarca. Que quede claro. No son los contrabandistas de antaño que imprimieron carácter propio a Ronda y su comarca.