Futuro incierto
Me refiero en el plano político a unas elecciones anticipadas, algo que tiene todos los visos de que así suceda. Aludo al sudoku que se se nos ha planteado a los españolitos de calle tras la elecciones del 20D en la que no se puede decir que hemos estado muy acertados por mucho que se diga eso de que el pueblo no se equivoca y que el resultado obtenido obedece a la necesidad de un pluralismo político visto el anquilosamiento pertinaz que algunos ven en lo que venía sucediendo hasta ahora.
¿Hacía dónde nos llevan las circunstancias políticas en las que nos movemos? Nunca hasta estos días desde que en el país afloró la democracia por obra y gracia de un consenso entre partidos de uno y otro signo con líderes como Suárez, Fraga, Dolores Ibárruri o Santiago Carrillo,entre otros, imbuidos del más estricto sentido de Estado que hicieron posible con altura de miras la llamada Transición Española que culminó con la promulgación de la Constitución de 1978, nos habíamos encontrado con un panorama tan desolador en España.
No se vislumbran entendimientos para afrontar con un mínimo de éxito los retos que se nos presentan,entre otros el de la disidencia de Cataluña que ha ascendido un grado más después de la investidura del nuevo presidente de la Generalitat. Carles Puigdemont (CDC), que llega con sobradas ínfulas al poder.
A los líderes de las cuatro formaciones políticas encumbradas por los votos de los ciudadanos en la última consulta electoral se les llena la boca con expresiones altisonantes tales como unidad, legalidad, cambio, pluralidad, talante reformista… Pero ninguno da su brazo a torcer y se anda al degüello para que ninguno de sus oponentes se erija presidente del Gobierno. PP y PSOE andan a la gresca y se muestran irreconciliables y Podemos trata de pescar en las aguas revueltas en las que las anteriores partidos se encenagan. Mientras C´s se muestra prudente en la espera de los acontecimientos para apoyar con buen criterio a la fuerza que más votos cosechó en su día en comparación de los obtenidos por las restantes formaciones; sabe que unas nuevas elecciones irían en su contra. Repetición de la consulta electoral que exigiría 100 millones, millón más,millón menos, y la nueva movilización de 800.000 personas, dicho sea de paso.¿Podemos permitírnoslo? Mucho es de temer que no dado la deficiencias de las arcas del Estado, aparte que sería la primera vez que esto ocurriera en el ámbito democrático de los últimos 40 años. Reflejo fiel del desmadre existente en el ámbito político, resultado de las elecciones que no garantizan la viabilidad de un Gobierno estable que venga a poner sosiego en buena parte de la ciudadanía, lo vimos en la tumultuosa primera sesión del Congreso convertida en un vodevil kafkiano: juramentos extraños y estentóreos, rastas, declaraciones insólitas en los pasillos, y no menos escenas pintorescas como la alma máter, o “madre nutricia” en lenguaje paladino, alimentado a su bebé en la bancada, que ha dado que hablar y mucho por lo insólito que unos momentos solemnes reclamaban.
Malos vientos corren para esta España nuestra,cuyos líderes políticos anda dando palos de ciegos sin saber a ciencia cierta hacia dónde van. Se proponen alianzas tan multiformes como descabelladas que no tendrían por menos que crear desconcierto e inestabilidad y propensas a hacer retroceder las inversiones, decapitar las reformas llevadas a cabo con buen criterio y que catapultarían los capitales que buscarían otros escenarios más halagüeños, además de que unos tipos de interés en alza que elevarían la Deuda Pública, tan vulnerable ella, a límites insospechados.´
La tardanza de formar un Gobierno capaz de hacer frente a los retos que se nos presentan es un hándicap que habríamos de lamentar si todos estos rifirrafes no llegan a buen puerto.