Ya lo consiguió. El Rey le autoriza a formar Gobierno, accede a su investidura, que es lo qu estaba esperando con ansiedad, y ahora, los españolitos de calle nos preguntamos qué puede hacer para llevar a buen puerto la nave que se le ha puesto en sus manos. No puede contar ni por activa ni por pasiva con el apoyo del PP, el cual muy sensatamente le devuelve la pelota a sus continuas provocaciones y le niega el pan y la sal en el caso de que le pase por las mientes recurrir a Mariano Rajoy y su partido. Donde las dan las toman… Se ve obligado a recurrir a Ciudadanos, cuyo líder, Albert Rivera ya ha dejado por sentado que no cuente con ellos si al unísono tiene los brazos a Podemos.
¿A qué juega Pedro Sánchez en esa su situación desesperada? ¿Qué hilos intenta mover para procurarse a toda costa la presidencia del Gobierno de España y pese a quién pese? Nunca hasta ahora en nuestra democracia reciente se había visto tan descomunal despropósito saltándose todos los escalones de la prudencia y el sentido de Estado para conseguir unos fines de encumbramiento político por muy legítimos que sean, que eso, vaya por delante, nadie lo duda, pero que no parece a todas luces que se den las circunstancias para lograrlo. Dice a viva voz que no está dispuesto a ser presidente a cualquier precio, pero sus acciones le contradicen abiertamente. Rechazaba de plano los opciones populistas y ahora las abraza sin mover una ceja.
Su cortedad de miras es ostensible: no ve en Podemos un enemigo a batir por su posición escorada al independentismo catalán condición sine qua non para que Iglesias le tienda la mano. El órdago de éste repartiendo ministerios en un posible Gobierno no parece que le haya afectado lo más mínimo. Quizás lo rechaza pero es de presumir que Sánchez aceptaría su propuesta mal que le pese al Comité Federal del PSOE y a los jerifaltes territoriales y barones del partido, los cuales ven un peligro inminente en lontananza.
No se puede pasar por alto las consecuencias que para nuestra economía, tan maltrecha ella, podrían tener el aterrizaje al poder de un grupo “antisistema”; la primera, las posibles retiradas de las inversiones extranjeras y las reticencias de Europa por la inseguridad que esta circunstancia generaría.
Veremos cómo soluciona Sánchez su papeleta y cuál serán sus pasos,aparte de dar a entender su negación visceral a la derecha. En su balanza está ahora el todo o la nada: conseguir la presidencia del Gobierno o su desaparición de la primera línea del partido. Como decimos los rondeños: ” Tanto va el cántaro a la fuente…”