Benaoján: “San Marcos Bendito, Patrón Soberano…”
Jósé Becerra
Los que rinden pleitesía al Santo Evangelista desde siglos atrás lo invocan llegado su día con plegarias pero también con una exhortación que tenía mucho de soez y no poco de irreverencia. Los lugareños luciendo indumentaria de fiesta- camisa nueva, guayabera impecable, zapatos lustrosos…- acompañaban a San Marcos en su trono, después de su itinerario por las calles del pueblo hasta la inmediaciones de un pozo, que por esta razón se conocía por propios y extraños como el Pozo de San Marcos.
Una vez la procesión llegaba a la fosa de la que manaba agua limpia y fresca todo el año, quienes poseían sembrados en la vega próxima, compaginando con el rezo de los devotos lanzaban al viento las peticiones. Es lo que nos cuentan los más viejos del pueblo.Encaraban la imagen con los predios, los cuales no siempre gozaban de plenitud por mor de sequías pertinaces, algo que ocurría con frecuencia ya que el mes de abril no siempre es pródigo en lluvias – “las aguas de abril caben en un barril”, reza un dicho local- y vociferaban enfervorecidos: “¡San Marcos Bendito, Patrón Soberano, si no nos traes aguas al pozo te echamos!”, exhortación que podría tener visos de iconoclasia sino fuese porque se proclamaba en tono de respeto y más de labios que de corazón ya que la devoción a San Marcos era generalizada. A ésta exclamación espontánea seguían otras como: “¡Mira mis garbanzos, San Marcos, asolado del todo!”, o “Echa una mirada a mi trigo, seco y arruinado!”. Curiosamente, no es raro que en este festejo, antes y ahora, no se derramen algunas gotas de lluvia, señal de que no hizo oídos sordos a las encendidas súplicas de la parroquia. ¿Casualidad? Vaya usted a saber.
Hoy, sigue la imagen del Evangelista llegando en su procesión multitudinaria al lugar exacto en el que estuvo enclavado el pozo. Pero ya no hay invocaciones porque las parcelas de antes se urbanizaron, y del pozo en cuestión no queda ni rastro sino un remedo del primigenio como resultas de una alcaldada improcedente y que quienes apegados a antiguas tradiciones juzgan como una medida incalificable.
Pero la celebración de las fiestas en honor de San Marcos continúa con el esplendor de siempre en los días que preceden o prosiguen al 25 de abril de cada año. Son jornadas de expansión y divertimento, bailes, actuaciones artísticas y comilonas familiares. Una buena ocasión para dejarse caer por estos lares y disfrutar de un sugestivo paisaje de montaña y degustar in situ las elaboraciones y especialidades chacineras que conforman el santo y seña de una singular gastronomía dentro de un marco soberbio de calles estrechas y serpenteantes, fachadas refulgentes, muchas merced a la cal empleada sin tasa, y rincones floridos que hablan de la pulcritud y buen gusto de sus moradores.
Si unas costumbres desaparecen a tenor de los nuevos tiempos, otras se reverdecen para continuar intactas. Tales el nombramiento de mayordomos del Patrón (los de una celebración nombran a los siguientes) encargados de recolectar los fondos necesarios para que estos días brillen cada vez con mayor esplendor posible, como que a la procesión la acompañe una ininterrumpida explosión de cohetes desde que sale de la Iglesia hasta el encierro en ella de la imagen, sin que el ruido atronador no ceje ni un solo momento.
Foto: Pueblos de España