Terceras y navideñas elecciones
Fracasó la investidura de Rajoy como era de esperar dado el empecinamiento de Sánchez que no parece tener otra aspiración que ver cómo su contrincante muerde el polvo como lo hizo él sin tener en cuenta que la situación es bien distinta. El número de votos a favor del presidente en funciones ha sido mucho más elevado que los conseguidos por el líder socialista en su momento. Pero los socialistas pasan por alto esta circunstancia y continúan contra viento y marea en su negativa. Están n su derecho, que eso nadie osa discutirles, pero cree uno, en su parquedad en los conocimientos de los intríngulis de la cuestión, y viendo el panorama que sirve de fondo la situación del país que viene cobrando tintes cada vez más sombríos, que se debería hacerse un esfuerzo por parte de todos los políticos que nos dirigen – más mal que bien si se oye el clamor de la calle -para llegar a un punto de entendimiento. No se da un paso en la dirección correcta y la anómala situación nos abate hoy más que ayer y menos que mañana, según van transcurriendo los acontecimientos.
Confirmada la adhesión de Ciudadanos al Partido Popular, por muy a regañadientes que haya sido, queda el escollo hasta ahora insalvable de arrancar el “sí, quiero” al PSOE para la anhelada por sus acólitos investidura de Rajoy, para la cual también valdría la mera abstención. Un objetivo final para de que una puñetera vez tengamos un nuevo Gobierno en España, y perdonen el exabrupto suave, que mucho me temo que será más contundente y agresivo en buena parte de la población harta de las veleidades de nuestros políticos del momento.
Si como parece no queda más remedio que acudir de nuevo a la cita con las urnas (quien lo haga, que no serán pocos quienes, escarmentados y cabreados hasta el paroxismo, pasarán por alto esa, hasta ahora inexcusable compromiso ciudadano), deberán calibrar más que nunca a quienes apoyarán con su voto, porque el peligro de que todo siga igual como hasta ahora nos acecha. Y si así ocurriera, porque insisto los resultados no podrían variar un ápice de los que hoy conocemos, se habría hecho un pan como unas tortas, que decimos campanudamente.
Y lo que hoy está en el candelero es que se va a volver a solicitar al Jefe del Estado la investidura para la formación de un Gobierno sin contar con los apoyos necesarios del Congreso de los Diputados, ya que aún contado con la aquiescencia de Ciudadanos, que está por ver, Rajoy necesitaría, como es público y notorio, la abstención del PSOE, cuando éste bascula entre ella y la negativa categórica, como también es archiconocido por la ciudadanía.
Sánchez se aferró a su candidatura como a un clavo ardiendo y salió mal parado; ahora desea hacerle tragar la amarga medicina a Rajoy, que mucho es de temer que siga sus pasos (craso error), y sin los apoyos necesarios sucumba sin lograr su objetivo. Con lo que se pondrá de nuevo al Rey en un brete, confiando en los políticos que dieron a entender una situación bastante alejada de la realidad.
Perspicaces críticos de la situación política actual culpan al líder socialista de mirar más por sus intereses personales que por los de España. No se entiende bien su obstinación en cercenar toda posibilidad de entendimiento para la consecución de un Gobierno que venga a poner fin a una situación económica, social e institucional que no puede sino aportarnos males para todos.
Cariacontecidos por mor de esta tesitura irreductible no queda otra que acudir a votar, quién así lo juzgue conveniente, por tercera vez y esta vez al finalizar el Adviento, para mayor inri. Navidad, turrones, champán y papeleta en ristre. Fun, fun, fun.