Ronda contra la enfermedad de Alzheimer
José Becerra-Gómez
Se celebró el día mundial de la enfermedad de Alzheimer descrita por primera vez en el año 1906. Ha transcurrido más de un siglo y esta dolencia, pese a las investigaciones que se vienen realizando, sigue siendo incurable.
En Ronda y su comarca, como por desgracia, en muchos otros muchos lugares de la provincia y España (25 millones de pacientes en el mundo), la enfermedad de Alzheimer extiende sus tentáculos e invade infinidad de hogares, en los cuales, sus moradores cuidan a los enfermos de los embates que anula por completo la personalidad de quienes la padecen. Este padecimiento que no perdona a la longevidad ya que es en los años postreros de la existencia cuando hace acto de presencia, sumerge a los afectados en un mundo tenebroso del que es, no pocas veces, imposible salir. Cuando las células nerviosas o neuronas van muriendo el cerebro sufre paulatinamente el quebranto de la memoria. Todo se trastoca en aquél con este acoso degenerativo a la remembranza que se traduce en la pérdida paulatina de la orientación, el juicio o el lenguaje. La vida diaria del afectado merma, cuando no aniquila, la continuidad en las actividades normales hasta ese momento. En definitiva, se anula la capacidad memorística y el paciente pierde su singularidad y con ello su ausencia del acontecer diario de la existencia a su alrededor. Es lo que nos dicen fuentes médicas autorizadas, que, no obstante, no cierran las puertas a la esperanza de que se pueda llegar a remedios paliativos a la virulencia actual.
Por ahora no deja de ser un drama familiar al que está haciendo frente una asociación rondeña (AROAL), que viene tendiendo la mano a las familias que cuentan entre sus miembros con un enfermo de este implacable mal. Sus componentes, con enfermos en el seno familiar, se marcaron el objetivo de concienciar a la población rondeña de la existencia de esta enfermedad y sus terribles secuelas. Con inimaginables esfuerzo lograron abrir un centro para convivencias entre familias afectadas afín de intercambiar experiencias y ayudar a los enfermos a aminorar el deterioro de sus capacidades cognoscitivas, a la vez que el mutuo apoyo para sobrellevar, compartiéndolo, la labor de los familiares en hacer la vida más amable a los afectados.
AROAL es hoy por hoy una realidad que ha venido a llenar un vacío existente en Ronda en torno al Alzheimer. No deben escatimarse ayudas que desde las administraciones públicas vengan a parar a esta Asociación sin el menor atisbo de lucro. Desde ella presentan batalla altruistamente a la enfermedad y prestan inestimable ayuda a las familias afectadas. Una labor que merece todo el reconocimiento de la ciudadanía y un loable empeño que exige ser secundado.