San Marcos, un sonado festejo en la Serranía de Ronda
Posiblemente, muchos de los benaojanos que se entregan en cuerpo y alma a los festejos que cada 25 de abril, y los días que anteceden o suceden a esta fecha, no hayan hecho muchas investigaciones sobre la vida y obra del Santo Evangelista. A ellos les es suficiente saber que es el Patrón del pueblo desde tiempo inmemorial (posiblemente desde que fue construida la iglesia del Rosario, allá por la primera centuria del siglo XVI, aunque se sometió a reformas hasta fechas muy recientes) y que la tradición manda que ese día señalado San Marcos, cuando culmina la mañana, en sitial a hombros de mozos del pueblo, seguido muy de cerca por los mayordomos que cada año se suceden en el cargo y sobre los que cae la organización del festejo, abandona el templo, y en devota procesión por las principales calles del pueblo hasta llega hasta Pozo que lleva su nombre,m situado en la antigua entrada del caserío. Y que el trono tiene que permanecer repleto de claveles a los pies del santo varón y al lado del león, su símbolo. Y que la ininterrumpida coheteada ha de durar todo el tiempo del itinerario, hasta el encierro de la imagen en el templo.
Lo de menos es saber que el autor del segundo Evangelio fue uno de los primeros que abrazaron la religión de Jesús y que como el resto de los seguidores del Maestro tuvo que soslayar la ira de los perseguidores y permanecer escondido durante sus batidas. Dicen las fuentes consultadas que su conversión se debió a la predicación de San Pedro en Jerusalén y que se convirtió desde entonces en traductor del Apóstol que tenía escasos conocimientos del griego. Esta amistad hizo posible que Marcos, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Pedro, escribiera el Evangelio, durante su estancia en Roma. Y que, luego, fue primer Obispo de Alejandría, en donde murió.
Benaoján lo que busca en estos días, aparte de mostrar su veneración y respeto a San Marcos, es la diversión. De eso se encargan los mayordomos, que organizan bailes con reputadas orquestas en ya en la plaza del Ayuntamiento, ya en la Caseta de Feria. Y en ofrecer a la concurrencia tanto la propia como la extraña – visitantes ocasionales – degustaciones gratuitas de la chacinería local. Si viene bien se recurre a concursos de dominó o de tiro al plato, o a iluminar la noche serrana con el centellear de los fuegos artificiales.
Los emigrantes vuelven por estas fechas a su lugar de nacimiento. Y ese es otro motivo de contento familiar. Todos se muestran orgullosos de haber sido bautizados “en la pila de San Marcos”, un timbre de gloria para muchos. También, venga o no al caso, además de los vítores al Patrón, todavía hay quien, a viva voz, recita la sentencia entre sacra e irreverente que hicieron suyo desde, mucho tiempo atrás la gente del lugar: “ San Marcos Bendito, Patrón Soberano, si no nos echas agua, al pozo te echamos”. Es lo que se clamaba, cuando las fiestas coincidían con temporadas de sequía tenaz en el exacto lugar en donde se emplazaba un antiguo pozo (hoy arbitraria y desgraciadamente desaparecido) al lado de los predios sembrados, lugar hasta donde se hacía llegar la imagen del santo.