Benaoján en pie de guerra
JOSÉ BECERRA
La industria chacinera de Benaoján ha desenterrado el hacha de guerra contra quienes, sin fundamento alguno, puedan asociar el brote de listeriosis que se radica en Sevilla con la producción chacinera de este pueblo, suficientemente garantizada por la trayectoria de sus fabricados. Son modélicas las fábricas benaojanas en cuanto a sus elaborados chacineros que con el tiempo han adquiridos fama por su calidad y buen hacer,sin que jamás hayan sufrido el menor quebranto por deficiencias de los manufacturados que salen de sus explotaciones cárnicas diariamente. Para desterrar cualquiera duda que que, por negligencia de la Junta en no hacer discernimiento alguno con el brote fatídico, la alcaldesa, Soraya García, con muy buen criterio, no ha dudado en mostrar de manera fehaciente que la industria del pueblo que rige, ni por asomo,se puede poner en duda: ha mostrado fotos en los que aparece desayunando con esa carne mechada. Un gesto que la honra y que la industria benaojana le agradece, porque no se puede tratar a los elaborados de esta carne con el mismo rasero del empleado en cualquiera otro lugar. No ha dudado en afirmar que los productos elaborados en el pueblo, de profundo arraigo – las fábricas datan de dos siglos atrás – jamás, ni antes ni ahora, han tenido que lamentar quejas de sus elaborados.
Pueden estar tranquilos – o dormir” a la pata a la llana” , que por aquí se dice cuando de algo se está plenamente seguro – quienes adquieran productos benaojanos porque de “ninguna manera” se pueden tratar con el mismo rasero: aquí se examinan exhaustivamente los productos que salen de sus factorías, de manera y forma que jamás se puedan poner en la picota de las dudas merced a las continuadas técnicas empleadas por los más rigurosos controles sanitarios propios, amén de los que lleva a cabo la propia Junta de Andalucía: se salvaguardan así los elaborados de cualquier duda que pueda surgir al respecto. Carnes y fabricados se someten a estrictas medidas sanitarias y exigencias de control por laboratorios propios y extraños para que lleguen a las mesas con todas las garantías para ser ingeridos sin el menor temor.
La modélica industria chacinera, de la que vive el pueblo en buena parte, se ha caracterizado siempre por el buen hacer y la puesta en práctica de todos los instrumentos requeridos para que llegue al consumidor de manera optima y sin que éste pueda tener el menor recelo al disfrutar de un bocado exquisito y sano, que son los que proporcionan las fábricas del lugar, las mismas que vienen sentando las bases del buen hacer desde siglos atrás.
La alcaldesa, con muy bien criterio, secundada por el Ayuntamiento en pleno, no admite – y ha protestado por ello – que toda la industria del sector pueda medirse por el mismo rasero, y exigirá explicaciones a la Junta. Está en su derecho, y recoge el clamor del pueblo: no todas se pueden medir con las mismas pautas de calidad. Por estas razones, y contra arbitrarias decisiones, el pueblo se encuentra casi en pie de guerra. Y con más razón que un santo, por ser su medio de vida de siempre.
Venga a Benaoján por razón de sus chorizos y morcillas, amén de otras delicatassen de ese bobalicón y simpático animal hozador que es el cerdo, con la garantía de que disfrutará su paladar; y con la certeza de que son, además de apetitosas, como demuestra un prestigio de siglos, sanas al cien por cien, y sin el menor riesgo para su salud.