Obscuro futuro de la economía
JOSÉ BECERRA
El porvenir de nuestra economía a muchos estudiosos de su intríngulis se le antoja obscuro tirando a negro. Datos al canto demuestran una manifiesta desaceleración. Hay quien afirma que camina por senderos que no se pisaban desde desde un quinqenio atrás. Al índice bursátil español (IBEX 35, para los amigos) se echa mano para saber de primera mano la situación de las cuatro bolsa españolas, a tenor de los resultados de las 35 empresas que se distinguen en el palmarés económico por su mayor liquidez en España: su índice al alza o a la baja resulta determinante para calibrar la situación en cada momento económico. Y ¿qué viene a decirnos ahora? Pues que ha crecido solo un módico 0,4%, un batacazo que no se conoció en los dos últimos años. Un estropicio con graves consecuencias, mucho es de temer, según los expertos en estas lides, los cuales canalizan el interés de los inversores hacia aquellas firmas más destacadas del país.
La ralentización que sufre la economía de los países que componen el globo terráqueo puede tener negros tintes evidentes en el nuestro. Sobre todo por el impasse de un gobierno en funciones que no parece atender otras cuestiones que las derivadas del encontronazo electoral que está en puertas, el cual produce, de momento, una evidente fluctuación política: no se sabe cual de los partidos políticos en refriega llevará el gato al agua. En esta tesitura se observa que se aparcan los problemas económicos, como si esto fuese posible en una situación, aún con gobierno en ciernes, que debería ser atendido a la mayor celeridad. El presidente en funciones no ha dudado en considerar como una situación crítica la que en estos momentos nos agobia.
Haciendo caso omiso a este peligro no se entiende bien el traspaso a las Comunidades de esos 5.000 millones como entrega a cuenta, antes de que el día 10 del próximo mes nos acerquemos a las urnas para depositar nuestro voto. Bienvenida sea esa millonada, si no fuera porque habrán de inflar el PIB de manera notoria. Pedro Sánchez, presidente en funciones, tira con pólvora ajena, en este caso, para asegurar el voto de sus seguidores e indecisos, ante la mirada atónita de su contrincantes que deploran su acción; no tienen por menos en asegurar que el inquilino de la Moncloa juega a su favor con una ventaja que a ellos se les escapa.Un electoralismo a ultranza que está levantando ampollas en el resto de partidos del arco parlamentario que han de entrar en juego el próximo de aquí a pocos días.
Sánchez, y es esto lo que subleva a los doctos observadores de la realidad económica del país en estos momentos, ha reconocido abiertamente que es latente el riesgo de crisis. Algo que no casa con esa millonada transferida a cuenta a las Comunidades Autónomas en las últimas semanas. Se infla el PIB de manera artificial, algo que no tiene por menos que exhalar vahos de electoralismo en momentos en los que se avizoran días, si no aciagos, hoscos para la economía del país.