Foto: Diario SUR
“El abrazo del oso”
JOSÉ BECERRA
Es lo que a muchos se nos ha venido a la mente al ver a los dos líderes fundirse en un estrecho abrazo tras la firma del acuerdo que, al parecer, a ambos les une en una descabellada idea de aglutinar fuerzas después de que hablasen las urnas no precisamente en beneficio de ambos. ¡Albricias, Pedro Sánchez vuelve a dormir de forma placentera! Ya no le quita el sueño el hecho de que Podemos siente sus reales en el gobierno.Tendrá que conformarse el presidente a que esta frase le persiga durante bastante tiempo. Porque dejó bien clara la expresión muy pocos días atrás cuando quiso además dejar por sentado que “con Pablo Iglesias no iría ni a doblar la esquina”. Le quitaba el sueño la presencia del líder naranja en su gabinete. Pero he aquí, ¡“sorpresas nos da la vida”! que dice la pegajosa cancioncilla, en horas veinticuatros ya tenemos al dirigente morado de vicepresidente, tras unirse en un fraternal abrazo con quien perturbaba su natural letargo nocturno si lo tuviese al lado comandando su gabinete estatal.
Bien mirado, y ante lo que las urnas nos brindaron, cabría preguntarse si no más que Rivera el perdedor con gran diferencia no habrá sido Sánchez. Sus objetivos se vieron por los suelos tras comprobarse los que aquellas nos brindaron, dado que ni trazas hubo de hacerse concebir un gobierno sólido sin tener que mendigar votos de otras formaciones políticas, pero he aquí que sigue en pie su tribulación: vuelve a depender de la friolera de 16 partidos, amén del ERC que pedirán dádivas, lo mismo que lo harán los dirigentes de otros partidos regionales, y, por supuesto Bildu y la CUP.
El centro político español ha saltado por lo aires, y de la mano de los que ahora se aglutinan alumbran un radicalismo político que ya se creía desterrado del país desde década atrás. Se trata ahora de convencernos que en aras de un intento de frenar a los que Sánchez tilda como una derecha radical, caso de VOX, se nos hace arribar a otro no menos virulento, de la mano de un “Gobierno Frankenstein” (PSOE,Unidas Podemos,Más País y el apoyo de los nacionalistas), que acecha como lobo a su presa, y que no tiene por menos que inquietar a quienes mueven los principales hilos de nuestra economía (empresarios y patronal) que ven turbio el panorama que ahora se atisba en el horizonte político, económico y social del país, amén de la caída de la Bolsa.
Echando cuentas, y así lo acaban de hacer fuentes autorizadas de toda índole que han examinado el proceso electoral ya finiquitado, ha costado a las arcas del erario alrededor 172 millones de euros, sumadas las exigencias de la organización y las subvenciones otorgadas a las formaciones políticas que han concurrido al evento plebiscitario. Nos preguntamos (cándido que es uno al no considerar las petulancias de algunos nuestros políticos) si no nos habríamos ahorrados estas millonadas si se hubiesen dado por buenos los resultados de la consulta electoral del pasado mes de abril, que tan poco difiere de esta que acaba de finiquitar. Caro nos puede el fementido “abrazo del oso” y sus consecuencias, a todas luces nefastas. Tiempo al tiempo.