Foto: Diario SUR
Galimatías políticas
JOSÉ BECERRA
Buena parte de la ciudadanía española se debate en un mar de dudas e incomprensiones alimentadas con los hechos políticos que hoy por hoy se les brinda. Hay quien levanta la voz por la presencia de Vox en las instituciones, algo que se ha ganado a pulso y buen hacer, que todo hay que decirlo, y sin embargo permanece impasible cuando lo hacen las huestes podemitas y llevan camino de hacerlo los sediciosos catalanes si es que no se atienden sus demandas. Admitimos sin cortapisas que Podemos se revista, aunque no lo confiese abiertamente, con los ropajes de la extrema izquierda y ERC, un partido antisistema a las claras, por mucho que trate de ocultarlo, pero pocos se llevan la mano a la cabeza con la estupefacción que sería de rigor, por entre otro dislates de sobras conocidos, el de la aprobación de un referéndum a todas luces ilegal en tierras catalanas.
A poco que entremos en la situación, hoy por hoy existente en el panorama político actual, nos asustan las consecuencias que pueden surgir en el caso de algunos de nuestros políticos en mantenerllas y no enmendallas, caso de ERC, que pone ahora sobre la mesa, ante la debilidad que le reconocen al presidente en funciones Pedro Sánchez, algo que Rufián mantiene un día sí y otro también, a saber, una retahíla de condiciones, entre las que no son las menores una relación bilateral y un contubernio ajeno a la Constitución que en su día nos dimos los españoles y que se debieran defender a capa y espada. Son estos últimos, entre otros, los que niegan de manera férrea que Vox pueda hacer acto de presencia en la Mesa del Congreso próximo a abrir sus puertas. ¿No son suficientes para lograrlo haber alcanzado 52 diputados en las últimas elecciones y alrededor de cuatro millones de sufragios? ¿Qué si lo comparamos quienes proyectan la secesión de España? Bien mirado y sin subterfugios interesados, ni extrañas alianzas, admitiendo que el PSOE puede ostentar la Presidencia y dos asientos en la mesa del Congreso, y junto a los dos que corresponderían a PP y a Podemos, lo mismo puede reclamar para si mismo el partido que dirige Abascal, cuya representación se la ha ganado a pulso.
En esta última cuestión, sin embargo, cuentan las componendas para cambiar las mayorías. Causa indignación, cuando no sonrojo, las maquinaciones de los socialistas para poner cortapisas a Vox – ahora tercera fuerza política en en país, no hay que echarlo a en saco roto- al mismo tiempo que su actitud de no hacer ascos a la entrada alguno de los partidos separatistas.
Aquí tiene Pablo Casado una voz decisiva en un partido, el Popular, que tiene mucho que decir al respeto, cuando es notoria que buena parte de su gente opta por la entrada del de la formación de Abascal en la mesa que habrá de constituirse de aquí a a pocos días.
Se despejarán, es lo esperado, las dudas el próximo tres de diciembre, fecha de la constitución de las Cortes. ¿Qué sorpresas nos deparará? Por delante el deseo de todos de que su recorrido sea mayor del que finiquitó semanas atrás, y de que acabe el galimatías en el que nos encontramos inmersos. Del mismo contra el que primeras figuras de nuestra reciente historia política han elevado la voz, tanto del lado de quienes tienden su mano a lso socialistas como quienes hacen lo propio al PP: lo requería la deriva del momento que vive España. Negros nubarrones se avizoras en la lontananza sobre esta nación que ahora vive momentos muy difíciles, calamitosos podría decirse. Urge unir fuerzas para contrarrestar el peligro que a muchos se nos antoja inminente.