Mensaje acertado y silencios cómplices
JOSÉ BECERRA
Hablar del “mensaje” en estos días en los que culmina el año y se vislumbra el que pide paso con premuras no se puede pensar en otro que no sea el que el Rey dirige al pueblo. Impregnado de moderación y firmeza, como no podía ser de otra forma, vino a dejar claro que por encima de quienes se afanan en desvirtuar la Constitución y tergiversar su contenido que en su día dimos por bueno los españoles, no es sino sobrepasarla o, cuando no transmutar su contenido. Por esta razón las moderadas y atinadas palabras de nuestro Monarca han levantado cierta polvareda entre quienes sustentan a todo trance la independencia de Cataluña. Catalogaron estos últimos sus palabras como un mitin, o despotricaron contra la democracia española que en su día nos dimos los españoles. Algo esto último que ha hecho, como no podía ser de otra forma, rechinar los dientes de quienes defienden la integridad de España, y por ende el orden constitucional que en su día abrazamos los españoles.
Contra estas invectivas de catalanistas radicales no parece que hayan levantado la voz ni socialistas ni podemitas, sobre todo los segundos, los cuales mucho es de temer que su silencio responda a no echar por tierra sus pretendidas aspiraciones de abrazar el poder que otean en el horizonte junto a Pedro Sánchez, y que persistir en su obnubilación de siempre podría alejarles de objetivos que ya se otean en el horizonte y les parecen estar alcance de la mano.
El presidente en funciones ha tenido a tenido a bien suspender la copa navideña en la sede presidencial con los responsables de medios de comunicación, algo que ya venia siendo habitual por estas fechas; una opacidad que no ha dejada de llamar poderosamente la atención de quienes esperaban esa invitación con la consiguiente reseña anual de todo lo acaecido durante el año que ya es historia.
El gozo de los periodistas en un pozo. Se quedaron sin saber a qué carta atenerse en lo que respecta, al balance del año en Moncloa. Un muro de contención ante las ruedas de prensa que en su día inaugurara el ahora expresidente Zapatero y que continuaron en la sala de prensa de la Moncloa año tras año. Las explicaciones dadas por los segundos de filas del PSOE es que no cabe hacer balance alguno cuando se esta por resolver el asunto catalán que está poniendo en un brete la investidura de su presidente, aparte de que no les convendría dar pistas sobre los derroteros por los que transcurren las negociaciones con dirigentes de ERC que pudieran venir a trastocar el feliz final que se espera.¡Que se están haciendo esperar! Tanto por los que comulgan con el ideario en este asunto como por quienes que creen y temen que ha de traer irremediables perjuicios para el resto de España.
Por un lado, pues, el mensaje claro y diáfano del Rey que agradecemos; y por otro, la opacidad de quienes pretenden regir nuestros destinos de cara al más inmediato futuro. Palabras reconfortantes por un lado que suscitan esperanzas y contento; y nebulosos silencios de otro, que auguran difíciles momentos y dudoso porvenir para el país.