¿De verdad piensan los políticos que los ciudadanos siguen al pie de la letra sus peroratas grandilocuentes sobre la economía? ¿ Se creen los economistas que el vecino del entresuelo no hace otra cosa que seguir los informes y andanzas de la troika, o que no pierden puntada de los altibajos de la versátil prima de riesgo? Se equivocan de medio a medio.
Hemos llegado a una situación tal que la mayor parte de los españoles hacen caso omiso de lo que dicen los líderes políticos, a los que oyen como quien oye la lluvia golpear en las ventanas de su casa,mientras se entregan al sueño. Ni puñetero caso.
Ahora acaban los populares de echar las campanas al vuelo porque el anterior mes ha mostrado una cara risueña en lo que al paro se refiere. Festejan con la boca chica,pero lo festejan, que se ha bajado de los cinco millones. Igualmente se felicitaba los socialistas cuando bajaba de los cuatro millones. Unos y otros, sin que se les caiga la cara de vergüenza, se autoglorifican y declaran sin pudor “que lo peor ya ha pasado” Así una y otra vez, aventurando poco menos que el futuro se ofrece venturoso. Por lo que no cabe otra cosa sino poner oídos sordos a sus alocuciones. Remedando al poeta : ¡Tan largo nos lo habéis fijado!
Ya no hay quien les crea, porque en esa nube en la que encuentran cómodamente instalados, no sienten la mordiente realidad que atosiga al ciudadano común, el cual ignora de dónde va a salir la comida que como imperativo natural van a necesitar él y los suyos para subsistir cada día. Para ellos, los que gozan de una vida placentera, con crecida y segura soldada a final de mes todo ocurre como tenía que ocurrir. Y todo está en donde debería estar. Así que vengan días y vengan ollas, que decimos en la ancha y sugeridora Serranía de Ronda.
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