Dos nuevos monumentos naturales en la provincia
Una noticia tras otra en los medios: El Tajo de Ronda a punto de ser declarado monumento natural merced al beneplácito del Consejo Provincial de Medio Ambiente, el cual ha escuchado las reiteradas peticiones del Ayuntamiento para lograrlo. Coincidiendo con esta buena nueva se ha organizado la última limpieza a fondo – nunca mejor empleada la expresión – de tan emblemático hoz, recorriendo palmo a palmo el río Guadalevín en el curso que transcurre entre el Puente Nuevo a Los Molinos. Se va a procurar adecentarlo para que su contemplación no pueda repeler a los que se asoman al precipicio.
Más allá de la geofísica, rama común de la geología y la física, que estudió el subsuelo y la erosión y sedimentación desde milenios atrás, el Tajo constituye una de las señas de identidad más conspicuas de Ronda. Asomarse al despeñadero es hacerlo a una metamorfosis natural de la piedra a remolque de un trabajo efectuado lento pero inexorablemente a través del tiempo sobre el roquedal más bravío y que la Naturaleza modeló a su antojo sin la menor acción del hombre. El resultado es el asombro y la emoción contenida. Los rondeños que se acodan en el pretil del Puente Nuevo, sobre la gigantesca sima, los más viejos del lugar, todavía murmuran aquello de “¡Coño, que alto está esto!”, interjección que se repite hasta el punto de que se considere con ella el estado de ánimo repentino y peculiar que produce su contemplación y que sale inconscientemente y sin reparos en no pocas ocasiones.
¡Por otro lado,la gente de Montejaque, a dos pasos de Ronda (y seguimos con las estructuras geológicas), celosa de los méritos que confluyen en su pueblo, se arrancan ahora una espina clavada desde mucho tiempo atrás. Y es que la fama de la gruta que los elementos naturales hicieron posible en el relieve cárstico y que se denominó del Gato la comparten con el vecino pueblo de Benaoján, que es el que ostenta la fama. Pero esta cavidad, que tanta admiración suscita, se inicia en Montejaque ( aquí recibe el nombre de Hundidero) y las autoridades locales llevaban tiempo pleiteando para que se reconociese este hecho indiscutible. Ahora, aunque tarde, se hace justicia y la cueva montejaqueña será declarada monumento natural, como ya se hizo con la del Gato, en el otro pueblo del Guadiaro.
A cada uno lo que le corresponde y aquí paz y después gloria,que decimos en Málaga – y en media España – para dejar un asunto zanjado.
Fotos:bahíademálaga.com y benaiojan.net
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