A Cáritas Española hay que escucharla. Sería un desatino que su voz se perdiera en la nada, lo que se podría entender como volver las espaldas a un terrible problema capaz de volverse como lanzas contra los que no adoptan medidas para solucionarlo o los que viviendo holgadamente – y tienen derecho a hacerlo, desde luego -, miran para otro lado cuando el clamor se hace más horrísono por momentos.
Y los políticos más de lo mismo. Les irrita que se hable de pobreza y miseria en España. Es lo que se trasluce de ciertas declaraciones del presidente Rajoy y algunos de sus adláteres como el ministro Montoro que niega esa verdad con contudencia.
La voz de esta ONG que tanto bien viene realizando en España se escucha con frecuencia siempre alta y clara que es de justicia lo que reivindica. Ahora, hace unos días, ha coincidido con la decisión del Gobierno de rescatar las autopistas que no son rentables poniendo sobre la mesa de constructoras y las que las mantienen una cantidad que sobrepasa los 3.000 millones de euros.
Se trata de grandes vías que no deberían haberse construidos sin calcular antes un posible fracaso que acabó por ocurrir y que mucho es de temer que paguemos todos con nuestros impuestos.
Pues bien, con mucho menos de esa exorbitante cantidad – 2.600 millones – se acabaría con la pobreza severa que ahora es una constante en más de 700.000 hogares españoles sin ingresos. Es lo que acaba de significar Francisco Lorenzo, coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas, en un estudio que deja entrever las perspectivas para 2014.
Un panorama sombrío que retrata una realidad social evidente por mucho que se afanen en presentarnos una situación idílica y optimista que de verdad querríamos si la evidencia no fuese tan testaruda.
La exclusión social (más de 11 millones de personas) es un hecho irrefutable: paro tenaz, imposible acceso a los tratamientos médicos o a los medicamentos, desnutrición infantil creciente…, son el rayo que no cesa de azota a las familias que a trancas y barrancas siguen subsistiendo.
Pero Cáritas recalca que el apoyo es ineludible para que la fractura social se frene. Sobrecogen los índices de pobreza y es urgente que el Gobierno ponga en marcha un plan de urgencia anteponiéndolo si cebe al de la consolidación de la macroeconomía que ya está dando resultados alentadores. Primero está – debería estar – la atención a las personas, que los grandes números de la economía vendrán después, y no al revés.