El PSOE a la deriva
JOSÉ BECERRA
Los resultados obtenidos en los comicios gallegos y vascos de la formación política que comanda Pedro Sánchez no podían ser más catastróficos. Ha sido vapuleada a ojos vista y es algo que el secretario general del partido tendría que hacérselo mirar antes de proseguir en su enquistada actitud del “no es no” a Rajoy y al partido que, por el contrario del suyo, ha obtenido el beneplácito de los votantes en ambas circunscripciones respectivas. Era de suponer que el quebranto le haría bajar la cerviz y dejaría de poner piedras en el camino del PSOE, un partido constitucionalista con muchos años honrosos – más de 130- a sus espaldas, que gobernó España durante muchos años, que trajo igualdad, bienestar y nos metió de lleno en la Unión Europea, entre otras contribuciones políticas, económicas y sociales que están en la mente de todos, y que con luces y sombras, nadie discute. Pero no ha ocurrido así, como vemos
He aquí que Sánchez, sin amilanarse, no es que no dimita sino que sigue impertérrito en su idea de formar gobierno acudiendo a Podemos y los independentistas catalanes. Mientras tanto crujen las arboladuras de la nave socialista a punto de naufragar en el mar de los Sargazos en el que se encuentra, sumida en el marasmo que le impide avanzar o retroceder en el trance.
No solo no se desalienta Sánchez ante el batacazo electoral sino que arremete contra la vieja guardia socialista que de forma clara o sotto voce le vienen indicando un día sí y otro también la salida como secretario general. Pide que el Comité Federal del partido, el órgano no va más entre congresos, se celebre el primer día del próximo octubre y reclama la celebración de unas primarias para elegir secretario general, a las cuales él se presentaría, con el convencimiento que el grueso de la militancia seguiría prorrogándole el mandato sine die.
El enfrentamiento de Sánchez con los barones de su partido se intensificará sin la menor duda. Temen que su intransigencia no haga sino acelerar la descomposición del PSOE promovida por sus ambiciones personales y narcisismo a ultranza.
Se necesita la remontada del socialismo, ahora en horas bajas, para retomar la firme oposición a Rajoy y los populares en el todavía hipotético Gobierno que éstos puedan constituir, subvirtiendo así las ambiciones de otros partidos extravagantes que no harían sino sumirnos en la desazón. Y Sánchez no debería poner trabas para su consecución, permitiendo que vengan otros miembros autorizados del partido para enderezar la deriva a ninguna parte de su partido.