Austeridad

Mirando desapasionadamente el panorama político español habrá que admitir que Rajoy ha desarrollado una inusitada actividad en los primeros cien días de Gobierno.

Sus oponentes han pasado por alto el tiempo que en rigor se concede a un Ejecutivo recién estrenado. No tenían espera y las críticas a su labor se desataron desde los primeros momentos. 

Pero tampoco el presidente quería dilación alguna. Se imponía la acción, la espoleaban los cinco millones y medio de parados, amén de una situación económica calamitosa que no admitía espera.

O se cogía el toro por los cuernos o el cornúpeta de la recesión se desmadra. Y los Presupuestos Generales del Estado son un buen ejemplo de ello. Priman en ello la austeridad y el recorte de gastos aquí y acullá. Aunque nos acongoje piensa uno que no cabía otra.

Y más todavía, dado el momento crucial por el que atravesamos no se debería dar las espaldas a la  propuesta de reforma por muchos visos   de revolucionaria que nos antoje.