Buena parte de la plana mayor de la Diputación tuvo a bien trasladarse a Benaoján días pasados para conocer in situ la realidad del sector empresarial local, una vez superado el impasse de la malhadada listeriosis que, hay que decirlo sin tapujos, nada tuvo que ver con los elaborados cárnicos aquí fabricados. Nada que objetar en lo que se refiere a las factorías locales, algo que es preciso reconocer por justicia y apego a la realidad. Son señeras en el sector andaluz: siempre se distinguieron por la calidad de sus productos.
Nada menos que cuatro consejeros, bajo la batuta de la consejera de Agricultura, Ganadería, y Desarrollo Sostenible,Carmen Crespo, se han dejado caer por estas latitudes serranas para hablar alto y claro sobre los producto benaojanos que siempre se caracterizaron, como muy acertadamente manifestó la alcaldesa Soraya García, ” por su calidad incuestionable”.
Ratificó la primera edil el apoyo del Gobierno andaluz teniendo a bien visitar las instalaciones de Icarben, una industria puntera local, descollante entre más de una quincena de las existentes en el pueblo, ésta bajo la batuta de Cati Castaño, heredera del fundador de la empresa, José Castaño, más de una veintena de años atrás, y que significó un revulsivo económico para el pueblo, merced al creciente número de empleados que ha venido ostentando. Insiste la empresaria con ahínco en que los productos que salen de la factoría han pasado todos los filtros exigidos por los laboratorios correspondientes antes de que se expongan a la vista del posible consumidor. Pulcritud en los atuendos de los empleados y exhaustiva limpieza corporal, así como de la vigilancia extrema y utensilios requeridos son exigidas de manera concluyente con el fin de que los productos lleguen hasta el consumidor con absoluta seguridad de no atentar ni de lejos contra su integridad física, y poder disfrutar así de un bocado exquisito sin el menor riesgo.
Evidenciadas estas certezas, que no dudan en hacerlas propias el resto de factorías – Matoso o El Cerdito Andaluz, entre otras – que abren sus puertas en la localidad y que mantienen un alto censo laboral, como único sistema de vida local, se disipa cualquier temor que pudiera ensombrecer los productos cárnicos que desde aquí salen a cualquiera de las regiones españolas.
Hace bien la Junta (obras son amores…) y sus destacados representantes que hasta aquí han tenido bien en proclamar las excelencias de los chorizos, morcillas y salchichones benaojanos, amén de otros productos igualmente saludables y placenteros para deleite del paladar: son apreciaciones que se ajustan a la realidad, sobre todo ahora que las fiestas navideñas están al caer tan proclives ellas al jolgorio y la cuchipanda y, por ende, crece la demanda de productos de ese animal rechoncho y sempiterno hozador que es el cerdo.