Por sus acciones y declaraciones no cabe la menor duda de que el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, acaba de dar muestras otra vez de su abierta hostilidad a España, reafirmándose en su decisión de mantener a raya a los pescadores españoles y que no faenen en aguas cercanas al Peñón.
La arbitraria prohibición de faenar en nuestras aguas está colmando la paciencia de la gente de mar de las cofradías de La Línea de la Concepción y Algeciras (ciudades a las que profeso estima por vivir en un lugar rayano al Campo de Gibraltar como es la Serranía de Ronda).
Para no corregir lo que es un atropello jurisdiccional las autoridades de los llanitos se muestran inflexibles obviando el Tratado de Utrecht de 1713.
Al mismo tiempo hacen la vista gorda al “bunkering” de tres gasolineras flotantes que por medio de de una treintena de barcos de escaso fuselaje prestan servicio de aprovisionamiento de hidrocarburos a miles de buques que franquean cada año el Estrecho, poniendo en permanente riesgo a la zona. Una desfachatez en toda regla, cuando no un desmán intolerable.
Foto/ Diario SUR