Vaya por delante el respeto y la admiración que nos merecen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Policía y Guardia Civil han dado muestras de su buen hacer y brillante actuación tanto dentro del país como fuera de él. Nuestros investigadores policiales siempre han sido solicitados por la eficacia de sus actuaciones en defensa de la ciudadanía. Eso es algo indiscutible y admitido universalmente. Y así seguirá ocurriendo.
Pero “errore humanum es¨, que dijo el clásico. Y en el caso de los niños Ruth y José supuestamente asesinados por ese ser abyecto cuyo nombre me resisto a escribir porque con él ensuciaría esta carta ha defendido su inocencia merced al error de la Policía Científica que dio por concluyente unas pruebas que ahora han sido desmontadas por una nueva investigación instada por la familia de las víctimas a un forense independiente de prestigio.
El resultado tardío nos lleva a pensar en una situación al revés que nada tiene que ver con este caso. Supongamos que unas pruebas periciales concluyen erróneamente con la culpabilidad de alguien que en realidad es inocente. Éste sería condenado de por vida, a no ser que una investigación externa probase lo contrario. De ahí la importancia de esa apelación a una vía independiente que contraste, afirme o niegue lo aseverado inicialmente.