En estos tiempos penosos que corren, que en Ronda se traducen miles de personas abocadas al paro y en los que familias menesterosas se las ven y desean para llegar a fin de mes (con mucha frecuencia con la ayuda de Cáritas, esa ONG religiosa que tanto bien viene haciendo entre los necesitados), resulta dramático que alguien pierda su medio de vida, sobre todo si esta pérdida se ocasiona de manera violenta y con ánimos de provocar daños a un modestísimo trabajador que recurrió para sobrevivir a un humilde comercio callejero.
Pero el acto vandálico que ha ensombrecido a muchos rondeños no es un caso aislado. Los vecinos del barrio se quejan que pululan a su antojo grupos que aprovechando la complicidad de la noche atentan contra la propiedad de los vecinos extorsionando a propietarios de garajes y coches que amanecen con evidentes muestras de agresión.
La alcaldesa ha negado a Francisco Javier la posibilidad de sustituir el quiosco desmantelado por el fuego por otra que requiera cemento y ladrillos, que las normas municipales no lo permiten. Pero si se podía intensificar la vigilancia nocturna en un lugar sometido a unas fechorías que están alarmando a la vecindad. Esa eventualidad sí se presume que esté convenientemente reglamentada.
Foto/ Barriada de San Rafael de Ronda (casas.facilisimo.com)