Las últimas fianzas que está imponiendo el juez Torres comienzan a recordarnos a la noche de las bolsas. El 30 de junio del año pasado prestaron declaración ante el juez los principales promotoes inmobiliarios detenidos en la ‘operación Malaya’: Ávila Rojas, Tomás Olivo, Sandokan, Jesús Ruiz, etc. etc. El juez les fue imponiendo, uno a uno, fianzas que quitaban el hipo: 300.000 euros la más baja, medio millón la mayoría. No sin estupor, los periodistas que hacían guardia en la puerta de los juzgados comenzaron a ver desfilar esa misma noche bolsas de diferente porte y tamaño, desde las populares de triangulitos verdes de El Corte Inglés hasta algunas más sofisticacadas y de marca. Eran bolsas diferentes en su continente, pero idénticas en su contenido. Dentro iban billetes, muchos billetes, para garantizar que ninguno de estos acaudalados imputados pasara la noche en Alhaurín. El paisaje se dibujaba a altas horas de la madrugada, pero aparentemente no era difícil a esa hora conseguir semejantes cantidades en efectivo. No eran pocos los que se preguntaban si el pago no era, al mismo tiempo, el pasaporte para eludir la cárcel y un intrínseco reconocimiento de culpa.
Viene esto a la memoria porque un comisario retirado, presuntamente ligado a la red de blanqueo, acaba de ingresar una fianza de medio millón de euros. Tardó en reunirlos menos de 24 horas.