Manifestación con elegancia
Los abogados ya tuvieron su mitin. Casi un centenar de letrados de Marbella se manifestaron el jueves en protesta por un requerimiento del Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales remitido a tres despachos de la ciudad y en el que se les pide información de sus clientes. Con corbata ellos, traje de chaqueta ellas, marcada raya en los pantalones todos y prolijas pancartas al estilo guionistas de Hollywood en huelga, los letrados recorrieron Ricardo Soriano repartiendo educadamente un comunicado redactado en tres idiomas: español, inglés y alemán. Ni una voz que alterara la paz de la mañana. Nada de megáfonos ni de groseros trozos de tela sujetados por dos palos. Sólo un observador tosco podía encontrar semejanzas con alguna vulgar protesta vecinal o sindical. El colegio profesional se desmarcó de la manifestación, y los organizadores demostraron que, acostumbrados a la lentitud con que se resuelven los asuntos judiciales, la diligencia no es lo suyo. El requerimiento de Hacienda se recibió el 14 diciembre, pero la protesta no pudo materializarse, con poco o mucho sentido de la oportunidad, hasta el 21 de febrero. Un día antes del comienzo de la campaña.
Los cobros que ahora nunca existieron
También se han tomado su tiempo los ex concejales del GIL. En su día reconocieron ante el juez Torres haber cobrado dinero bajo cuerda. Dos años después dicen ante el nuevo instructor que en realidad nunca cobraron nada. La primera en rectificar su declaración fue Carmen Revilla, antigua locutora del régimen y posteriormente concejala y teniente de alcalde. Aseguró que cuando declaró -con todo lujo de detalles sobre quiénes, cómo y dónde pagaban- que cobró 240.000 euros de Roca, en realidad estaba equivocada, o asustada tras haber pasado una noche en el calabozo. Que la verdad es que sólo le habían prestado dinero. En sobres. Otros dos concejales han sufrido también este ataque de amnesia sobrevenida. A esta altura parece claro que la estrategia de las defensas irá encaminada a cuestionar la instrucción y, en ese plano, las condiciones en las que se produjeron las confesiones.
Los asalariados de Roca rectifican. Están arrepentidos de haberse arrepentido. La misma táctica de colaborar en la investigación que en su día les sirvió para eludir la cárcel les puede complicar la vida cuando llegue el juicio, que lejano aún en el horizonte está más cerca que hace dos años