Tan esperadas y tan temidas. Las obras del soterramiento de San Pedro siguen su marcha, y ha llegado el momento de cortar la autovía. La interrupción del tráfico, primero parcial y después total, se prolongará hasta la conclusión de la obra, prevista para las navidades de 2010.
El soterramiento permitirá acabar con el atasco permanente del cruce de San Pedro, posiblemente el mayor generador de caos circulatorio en toda la provincia y una herencia atávica de la época en que las carreteras generales cruzaban los pueblos y eran al mismo tiempo carretera y calle principal.
A nadie, ni en Marbella ni fuera de ella, se le ocurre cuestionar la necesidad de la obra. Todo lo contrario. Su retraso motivó durante años un reclamo permanente en la ciudad hasta que Magdalena Álvarez llegó a Fomento y puso plazos y presupuesto.
Pero ahora toca cerrar la autovía y no es difícil imaginar hasta que punto el vello de los conductores se eriza con sólo pensar en lo que se viene. El Ayuntamiento, en rara unanimidad, ha pedido sin ser oído la liberación del peaje, pero la concesión ha sido sensiblemente menor. Esta semana se decidió retrasar el corte hasta después del puente de mayo, y no es extraño que algunos conductores se hayan sentido como el condenado en el corredor de la muerte a quien le dicen que la ejecución se aplaza tres días, Después vendrá el cacao. Un atasco de un año y medio para terminar con los atascos.