Posiblemente sea materia opinable la oportunidad o más aún, la utilidad de la propuesta lanzada por los empresarios hoteleros de que el aeropuerto de Málaga tome el nombre de la Costa del Sol. Lo que seguro no es materia de opinión, sino un hecho inconstestable, es que la abrumadora mayoria de los pasajeros que llegan por avión a estas costas no lo hacen para disfrutar de las playas de Huelin o de El Palo o para jugar al golf en El Candado, sino para hacer uso de la maltratada infraestructura turística de la Costa del Sol.
Si el aeropuerto de Málaga se ha convertido en la gran puerta de entrada del sur de la península no es por los muchos atractivos que atesora la ciudad, sino por la pujanza turística de todo el litoral de la provincia, especialmente en su franja occidental. Se trata de una actividad que redunda no ya en beneficio del conjunto de la provincia sino de toda la comunidad autónoma y que muchas veces se sustenta en servicios que con más dificultades que recursos prestan los ayuntamientos de la zona.
Por eso, resulta incomprensible que el acto de inauguración de la nueva terminal aérea no dejara ver a ninguno de los alcaldes de la Costa del Sol. Que la T3 se inaugurara sin la presencia de los alcaldes de Marbella o Torremolinos, por poner sólo dos ejemplos, es un pésimo mensaje que se transmitió en unos casos por falta de invitación y en otros por falta de interés en participar en un acto que sólo reservaba a los ediles el papel de secundarios.
Las ausencias en los actos oficiales a veces pueden tener explicaciones profundas, y otras pueden ser reflejo de meros problemas de agenda. A veces pueden sacarse conclusiones y otras veces es mejor no hacerlo. Después de que ni el jefe del Estado, ni el presidente del Gobierno, ni el jefe de la oposición estuvieran en el funeral de Miguel Delibes, el primero porque optó por ir a una carrera de coches y los otros dos por compromisos con sus partidos, puede hacerse una reflexión sobre el lugar que ocupa la cultura en este país. O puede optarse por no sacar conclusiones. Y posiblemente la segunda opción resulte más saludable.