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Héctor Barbotta

Marbella blog

Made in China

Ángeles Muñoz ha labrado entre los suyos una reputación de trabajadora incansable que a veces parece empeñada en alimentar. Durante las cortas vacaciones que se permitió tras las elecciones del 22 de mayo puso rumbo a la ciudad china de Shangai con la única compañía de su marido. El viaje tuvo dos motivos: devolver la visita institucional que los responsables municipales de la capital económica del gigante asiático habían realizado a Marbella meses atrás y buscar distancia para poner en orden las ideas que permitieran armar el organigrama municipal del Ayuntamiento, cuyo gobierno se constituiría días después.
La labor fue tan intensa en el viaje de ida que a la vuelta ya lo tenía todo pergeñado. Solo entonces, ya en el vuelo de regreso, Muñoz se permitió guardar los papeles y documentos que la habían acompañado en el viaje de ida y relajarse con un libro. La alcaldesa no solo volvió deslumbrada con la organización y la limpieza de Shangai y convencida de que el futuro de Marbella será más promisorio si consigue captar inversiones chinas. También se trajo la decisión de montar un gobierno que permita consolidar la fortaleza del PP en los barrios y entre los pequeños y medianos empresarios de la ciudad.
Las elecciones del 22 de mayo trajeron tantas novedades que, lógicamente, muchas de ellas hicieron más ruido que otras. Hubo datos que estuvieron en todos los análisis: la renovación de la mayoría absoluta del PP pese a perder un concejal, el desplome del PSOE, la inesperada irrupción de Opción Sampedreña con mucha más fuerza de la esperada y los buenos resultados de Izquierda Unida. También las resonantes victorias de los populares en la Diputación Provincial de Málaga y en las localidades vecinas de Mijas y Estepona, que les dieron a su vez el control de la Mancomunidad de Municipios. Más desapercibido pasó un aspecto que no constituyó un detalle menor y que causó preocupación entre los dirigentes populares más analíticos y menos propensos a la euforia o la autocomplacencia: en un contexto de marcado crecimiento general el PP perdió en Marbella cerca de mil votos. La explicación de que la participación fue menor, que el resultado de la elección estaba cantado y que ello disuadió a muchos votantes populares de ir a votar solo sirvió para afrontar el balance electoral cara al público, pero no disipó la preocupación.
Por eso, el organigrama que Ángeles Muñoz se trajo de China y terminó de diseñar en una reunión mantenida con Carlos Rubio en la tarde noche del miércoles de feria incluyó algunos cambios significativos. Uno de ellos fue el de darle a Antonio Espada la recién creada concejalía de Pymes y enviarlo a trabajar a San Pedro, una plaza que el PP ha conquistado ante el hundimiento del voto socialista pero donde vislumbra una dura batalla frente a la fuerza ascendente de OSP. Sabedores de que es en tiempos de crisis cuando los discursos localistas adquieren más fuerza, Muñoz está advertida de que los tres ediles de ese partido son un toque de atención para todos y no solo para los socialistas, cuyo fracaso electoral fue más estrepitoso en San Pedro. Instalar allí la concejalía de Pymes es todo un gesto hacia los comerciantes de ese núcleo urbano, castigados doblemente por la crisis y por la profunda grieta de las obras del soterramiento.
Decidida a reforzar la gestión municipal en aquellos sectores donde el PP exhibe mayor fortaleza, y también obligada por la pérdida de un edil, la alcaldesa resignó lo que posiblemente fuese la idea inicial de que su exdirector de gabinete, José Eduardo Díaz, permaneciera a su lado en el día a día. Lo situó en cambio al frente de la estratégica concejalía de Industria, Comercio y Vía Pública, la más sensible para los intereses de los pequeños y medianos comerciantes entre los que el PP no puede permitirse la menor flaqueza electoral. A esa responsabilidad, el exdirector de gabinete de la alcaldesa sumará la de la concejalía de Barrios, que se verá reforzada con la contratación de ocho asesores, nada menos, uno para cada barrio. Todos bajo las órdenes de Díaz.
Cuando se supo que la mano derecha de Muñoz iría en la lista hubo quien especuló con la posible creación de una concejalía de Coordinación o de Presidencia que le permitiera desarrollar una labor similar a la del primer mandato. El cambio de planes, si lo hubo, posiblemente deba leerse en la clave de no volver a asumir riesgos electorales, algo que con una candidatura más sólida en la oposición y en otro contexto general podría pasarle una factura mucho más dolorosa que la mera pérdida de un concejal, y evitar alejamiento entre la gestión institucional y el día a día de los vecinos. Eso es lo que se llama ‘hacer política’, aunque el término no atraviese actualmente sus horas de mayor prestigio social.

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Sobre el autor

Licenciado en Periodismo por la UMA Máster en Comunicación Política y Empresarial Delegado de SUR en Marbella


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