Esta semana termina el periodo de transición abierto el pasado 22 de mayo, cuando el Partido Popular obtuvo en las urnas un triunfo más amplio del esperado y el consecuente acceso a los espacios de poder más amplios de los que nunca ha ejercido en la provincia. Concluida la constitución primero de los ayuntamientos y después de la Diputación Provincial de Málaga, ahora llega el turno de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol, cuya nueva comisión gestora se creará el viernes.
Si el nombramiento como presidenta del organismo de Margarita del Cid –una figura en alza dentro del PP, que ya trabaja en un relevo para cuando al actual alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, le llegue la hora del retiro– pudo sembrar alguna duda acerca del peso que los populares de Marbella podían tener en la nueva andadura de la institución, la designación del nuevo consejero delegado de Acosol, la empresa pública de la Mancomunidad encargada de la gestión del ciclo del agua, ha dejado en claro que el partido presidido por Ángeles Muñoz contará, y mucho, en la gestión del órgano mancomunado durante los próximos cuatro años. La alcaldesa de Marbella, tal y como había acordado con el presidente provincial del PP, Elías Bendodo, ha colocado al frente de Acosol a una persona de su máxima confianza: el hasta ahora coordinador del área municipal de Urbanismo, Juan Carlos Fernández Rañada.
Durante los dos años de gestión del todavía consejero delegado, el socialista José Bernal, Acosol se situó en el centro de la controversia y la polémica política, lo que dio un amplio espacio para la crítica al PP y causó no pocos dolores de cabeza en las filas de Izquierda Unida, aliada de los socialistas en la dirección de la Mancomunidad durante los últimos años.
Ahora el PP quiere marcar fuertes diferencias con el pasado, y Rañada cumple con los dos requisitos que Muñoz había planteado como esenciales: tiene un fuerte perfil técnico, al margen de veleidades políticas, y mantiene buenas relaciones con las administraciones con las que tendrá que lidiar de ahora en más. No en vano, antes de recalar en Marbella fue jefe de la Demarcación de Costas de Málaga bajo la administración socialista. De esa época la alcaldesa guarda el recuerdo de sus buenas relaciones con Rañada, de cuyo sentido de lo que deben ser las buenas relaciones institucionales tiene el mejor de los conceptos.
Después de haber cumplido con las tareas que Muñoz le encargó cuando lo puso al frente de Urbanismo –sacar adelante el Plan General, despejar el camino para que la licitación del puerto de La Bajadilla colmara las aspiraciones municipales y limpiar de obstáculos la construcción del paseo marítimo a lo largo de todo el litoral de Marbella– Fernández Rañada se enfrentará desde Acosol a una tarea que a la luz de la experiencia acumulada a lo largo de al menos dos décadas se presenta casi como una misión imposible: poner de acuerdo a todas las administraciones para que se acometa de una vez el saneamiento integral de la Costa del Sol. Un emprendimiento en el que los gestores públicos se juegan su credibilidad no ya ante los empresarios turísticos, sino frente a toda la ciudadanía.