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Héctor Barbotta

Marbella blog

Choque de trenes en agosto

Agosto. Con medio país de vacaciones, otro medio sufriendo por no tenerlas y todas las personas vinculadas a la vida pública cargando las pilas para la batalla electoral que se lanzará en en unos días, es tiempo de sequía informativa. Pero es también momento propicio para que acontecimientos que pueden tener su importancia pasen sin hacer demasiado ruido.
Uno de ellos tuvo lugar recientemente y no trascendió. La empresa Corporación Nueva Marbella presentó un plan parcial para la zona de La Cañada. Es un derecho que asiste a cualquier sociedad o particular que sea propietario de suelo en una zona determinada. El Boletín Oficial de la Provincia publicó recientemente la aprobación inicial de este plan por silencio administrativo. El mismo silencio que el Ayuntamiento de Marbella mantiene todavía sobre esta iniciativa, aunque a nadie escapa que es un asunto que causa una cierta inquietud, no por su contenido –que el propio gobierno municipal podría ralentizar  o paralizar en cualquier momento– sino por los protagonistas implicados.
Algunas indagaciones son suficientes para saber que Corporación Nueva Marbella está vinculada al empresario británico Judah Binstock, de quien se dice que es el mayor propietario de suelo en el término municipal de Marbella. Sin embargo, en el área afectada por el plan parcial, la mayor parte del suelo no pertenece a la empresa citada ni a ninguna otra vinculada a Binstock, sino a otro personaje bien conocido en Marbella, el empresario Tomás Olivo, sentado ahora mismo en el banquillo de ‘Malaya’ y propietario de la mayor empresa de la ciudad: General de Galerías Comerciales, dueña del centro comercial La Cañada.
El motivo de la inquietud municipal está en la interpretación que se hace de la iniciativa tomada por Binstock, ya que se interpreta que si las relaciones entre ambos empresarios fueran amigables, no se habría presentado un plan parcial de manera unilateral en una zona donde casi el 90 por ciento del suelo pertenece a Olivo.
¿Y en qué puede afectar a la ciudad las aparentes malas relaciones entre estos dos pesos pesados? En que en el sector  donde se encuentra La Cañada, al norte del término municipal, está el suelo afectado por la mayor operación urbanística prevista para la próxima década. Esa allí donde deberá trasladarse el polígono La Ermita para dejar lugar a la creación de un nuevo sector de expansión con equipamientos, zona comercial y residencial. Los talleres y naves industriales actuales deberán trasladarse a al norte para dejar libre la zona Este de entrada a la ciudad, en el área de influencia del nuevo puerto deportivo de La Bajadilla en el que el jeque Al-Thani ha comprometido una inversión de unos 400 millones de euros y que está llamado a ser el nuevo foco económico de Marbella.
Un conflicto en la zona que deberá recibir el traslado del polígono es lo que menos necesita ahora el Ayuntamiento, cuyos responsables no saben aún de qué manera podría afectar a sus planes, una actuación muy compleja que requiere de cuanto más consenso mejor y en la que están implicados más de 200 propietarios.
Se trata de una iniciativa que llevará al menos una década hasta su conclusión, pero cuyo inicio no hay que buscarlo en el largo plazo. Antes de que concluya el actual mandato municipal, el Ayuntamiento pretende haber puesto en marcha una oficina técnica que diseñe la operación en su conjunto, que afecta a más de un millón y medio de metros cuadrados de suelo, y haber comenzado a urbanizar los terrenos que albergarán el futuro parque empresarial situado al norte de la ciudad. El mismo lugar done ahora parece haberse evidenciado un conflicto cuanto menos inoportuno.

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Sobre el autor

Licenciado en Periodismo por la UMA Máster en Comunicación Política y Empresarial Delegado de SUR en Marbella


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