Al margen de lo que los periódicos han ido informando durante todos estos años y lo que los historiadores cuenten en el futuro, el relato de los años oscuros del saqueo de Marbella lo están haciendo los jueces. Negro sobre blanco y en sentencias que no admiten dudas dejan para la historia lo que ya se intuía aunque muchos no quisieran verlo mientras sucedía: el Ayuntamiento de Marbella fue al mismo tiempo escenario y víctima de un saqueo concertado, premeditado y ejecutado con la impunidad que otorgaba la confianza otorgada por los ciudadanos. «De una forma que puede calificarse de sistemática –dice la sentencia del ‘caso Minutas’– descapitalizaron en su propio interés el Ayuntamiento de Marbella».
No es la primera sentencia, ni será la última. Por eso, estaría bien que a la vista de lo que se va sabiendo la conciencia colectiva de este país dejara de criminalizar a la ciudad para situarla en el lugar de víctima en la que los jueces no dudan en ponerla. Y también estaría bien que lo sucedido sirviera como anuncio para otros cargos públicos que se vieran tentados de aprovecharse de su situación. La sentencia advierte con claridad qué pasa cuando desde las instituciones se intenta escapar a los controles que distinguen una institución pública de un cortijo privado. «La huída del Derecho Administrativo ha terminado en este caso en el Derecho Penal». Y los perpetradores, con un pie en la cárcel.